Agua de lluvia

Agua de lluvia, cuando llegarás,  eres esperada con ansias, como esperan las flores el rocío mañanero

Agua de lluvia, acércate por estos lados de Dios, oliendo a frutas, prosperidad, cantos de pájaros y amaneceres nostálgicos, regando extensos suelos áridos y desolados, mojando con tus gotas maravillosas estos territorios desilusionados y menguados. Agua de lluvia ven a humedecer estos caminos perdidos de una Venezuela sin rumbo fijo, conducida a ningún lugar. 

Agua de lluvia, despréndete jubilosa de ese cielo nublado y gris, con un buen chaparrón, con aguaceros profusos que alimente los afluentes y eleven los niveles de los embalses de Tulé, Manuelote y Burro Negro, se reactive el sistema de riego Planicie de Maracaibo El Diluvio, El Palmar, actualmente paralizado, principales reservorios del vital líquido para surtir a la sedienta población rural y urbana. Agua de lluvia llega para que aclares este universo, los ríos, lagos y lagunas canten y calmes la sed de habitantes cansados de este nocturno cataclismo, devolviéndoles  reales ilusiones  para empezar a transitar de nuevo rutas serenas y seguras. 

Agua de lluvia aproxímate lo más pronto posible para que alivies la penuria de la falta de agua de alrededor nueve municipios zulianos, identificados con la ganadería, impactados por el alarmante, ardiente verano, declarados en emergencia,  con aproximadamente mil reses en estado de peligro por la prolongada ausencia de lluvias, evidenciando mayor riesgo La Guajira, Mara y Jesús Enrique Lossada, mermando 70 por ciento de pasto para la alimentación de los animales. Según Confagan,  esta  es la peor sequía de los últimos quince años, afectando los cultivos de ciclo corto, los pastizales y el rebaño, llevando el campo venezolano a situaciones de subsistencia, aunado a la desatención de las autoridades regionales y nacionales, indiferentes a los incentivos, políticas de precios, perforación de pozos, inseguridad, infraestructura de riego y extorsión a los productores. 

Agua de lluvia, aparece detrás del sol, nutre los desprovistos  jagueyes para que las novillas preñadas y las vacas mariposas críen a sus becerritos, para que el ganado no emigre hacia  Colombia o sea sacrificado en mataderos  y las especies de altor valor genético sigan generando beneficios de carne y leche y sus múltiples derivados, hoy con cifras de producción demasiado desalentadoras. Agua de lluvia,  cae, cae, ojalá sea una optima y moderada cantidad, aunque sea allí,  se  centraran nuestras esperanzas, de librarnos paulatinamente de este desierto hostil, estremecido por la tempestad de un gobierno con  días oscuros, sin siembras y sin cosechas.