No
La bella palmera verde, alegre, cantando a la brisa que decoraba airosamente el jardín de la casa de paredes corrugadas y ventanas abiertas, se desplomó, cayó al suelo árido, se vino abajo, quejumbrosa, adolorida, no soportó la extrema sequía de estos últimos tiempos, severos y duros que al igual que a la vegetación, erosiona nuestra humanidad con ausencia del vital líquido, sed antigua, desolación, ansiedad y tristeza, asemejándonos a envejecidos dromedarios, caminando perdidos por extensos desiertos, cargados de pesadumbre, andando incansablemente, una y otra vez de espaldas al sol.
No hay agua. El pesimismo nada en la incertidumbre de la población al no contar con el elemental recurso, necesario para satisfacer las necesidades básicas. En el sector donde habito, conjuntamente con muchas comunidades de Maracaibo, hace más de 15 años que no llega regularmente y se debe recurrir a camiones cisterna, prepotentes y despóticos, abusando en los costos de venta, comercializando y tarifando con elevados precios un derecho inalienable de la humanidad como es el agua potable, generadora de calidad de vida en cualquier lugar del planeta tierra donde llegue abundante y generosa.
Estudios urbanos indican que zonas como el barrio Andrés Eloy Blanco, la Urbanización Urdaneta, de la parroquia Cecilio Acosta, sector Santa María de Chiquinquirá y la Urbanización La Victoria de Caracciolo Parra Pérez, la Urbanización Monte Bello y los barrios Teotiste Gallegos y Las Salina de Coquivacoa; la cañada El Ahogado de Olegario Villalobos y Mariano Parra León del kilómetro 16 vía Perijá, Los Cortijos del municipio San Francisco, denuncian permanentemente la ineficacia de Hidrolago en la pésima administración del agua, organismo que jamás ha prestado interés en solucionar los reclamos de un mejor servicio de agua para estos lugares activos y populosos.
En la capital zuliana cada día se agudiza la crisis en la dotación y distribución del agua, haciendo aun más difícil el acceso a este natural elemento. La gente lo que quiere son repuestas firmes y contundentes, no las mismas mentiras de siempre, establecidas por la hidrológica, tales como el cambio climático, el fenómeno El Niño, la crisis nacional, la oligarquía, el imperio, La Polar, la iguana, el pajarito y pare de contar. Es bastante repudiable que la región esté nuevamente inmersa en un racionamiento de agua, sumado a una desproporcionada venta de 10 mil y 12 mil bolívares por tanque y más de mil 500 bolívares por pipa, golpeando duramente el bolsillo de las familias en medio de la dramática situación económica que vive Venezuela en esta época tormentosa.