Héroes y villanos

En esta lógica, la MUD mantiene la ruta constitucional en un marco en el que la ley está siendo utilizada como instrumento de control político por el Gobierno

En Venezuela ha llegado el momento en el que cambie la lógica del juego político de los últimos años, y para ello se deben poner sobre la mesa algunas interrogantes incómodas. Una de ellas preguntarse por qué Manuel Rosales no puede sentarse a conversar con Arias Cárdenas, o Leopoldo López con Rodríguez Torres, quizás hasta Ramos Allup pudiera sentarse en una mesa con Diosdado Cabello. Aunque suene a una paradoja, o un mal chiste, algunos de estos personajes antagónicos pudieran tener en sus manos, a través de un acercamiento, la llave para salir del atolladero en el que se encuentra el país. Pero el primer paso es romper el esquema mental en el que el azul y el rojo no pueden combinarse.

Claro que no en todos los casos están dadas las condiciones para que estos encuentros se den, rencores personales e intereses pragmáticos sin duda son una piedra de tranca. Pero al observar el proceso político venezolano se evidencia cómo en este momento ningún sector tiene la fuerza para imponerse sobre el otro, lo que ha derivado en un pulseo en el que avanzar un poco cuesta grandes recursos materiales y tiempo. ¿Cuánto cuesta en términos de vidas humanas, las muertes que siguen habiendo por no resolverse el problema de la inseguridad? ¿Cuánto cuesta en términos sociales la falta de alimentos, el deterioro del sector salud, y la crisis educativa? ¿Cuánto cuesta en términos sicológicos el derrumbe de un país?

En esta lógica, la MUD mantiene la ruta constitucional en un marco en el que la ley está siendo utilizada como instrumento de control político por el Gobierno. Por su parte este último apela a todo su poder mediático y económico, algo de poder a través de la fuerza pública, y el poco apoyo popular que aún le queda, para tratar de mantenerse donde está. En este “juego trancado” el tiempo pasa y la crisis se agudiza, las soluciones relativamente sencillas que se pudieron abordar hace apenas un par de años hoy son pequeños paños tibios para un paciente que ya amerita cirugías mayores. Y dentro de este contexto tal vez lo más grave es que, a pesar de la incredulidad de muchos, esta situación pudiera seguirse prolongando.

El ser humano tiende a acostumbrarse, de esa misma manera los actores en confrontación de la vida política venezolana, se han acostumbrado al enfrentamiento con sus respectivos antagonistas. No hay héroe sin villano, así varios personajes de la política venezolana no sabrían existir sin sus respectivos antagonistas. De esta manera se crea un modus vivendi en el que uno necesita del otro como su opuesto. Cuando a esta forma de convivencia se introducen elementos que rompen el equilibrio es que se dan los desenlaces, con sus respectivos reacomodos de fuerzas. En Venezuela esto es lo que aún está pendiente, pues para romper esa especie de convivencia en el enfrentamiento que se ha dado se requiere valentía para dar el paso al frente, así como apertura para construir desde las diferencias.  

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