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La calle Progreso, de la urbanización Concordia, del municipio Cabimas, se convirtió en un dolor de cabeza para los vecinos, por las aguas negras estancadas en la vía, debido al mal estado de los colectores.
El problema ya tiene casi un año, por lo que las familias cerraron la calle con un tronco para impedir el paso vehicular. Magalis González, afectada, contó que una cuadrilla de la Alcaldía recién iniciado el bote de aguas residuales, abrió la calle y luego no volvieron.
En repetidas ocasiones los habitantes de la calle colocaron la denuncia en Ingeniería Municipal, pero allá alegan que no tienen recursos para continuar con las labores. El olor a cualquier hora del día es fuerte, comentó la mujer, quien aseguró que aunque no abren con frecuencia las puertas y ventanas, el olor penetra dentro de las casas.
“Queremos que nos solventen, ni los garajes los podemos usar en alguno de los casos por el estado en el que está todo, nuestros hijos a veces los enviamos a dormir en casa de nuestras madres para que no sientan el mal olor”, aseguró González.
Los habitantes de las seis viviendas afectadas no se atreven a dejar sus casas solas por temor a que los delincuentes los dejen sin nada. “Es un problema crítico porque exponemos nuestra salud, queremos que el alcalde Félix Bracho nos responda”.
Las aguas negras bordean uno de los lados de la Plaza Alí Primera, lugar utilizado por niños, jóvenes y adultos para su esparcimiento, por lo que los afectados no justifican el tardío trabajo. La Verdad intentó contactar a Ingeniería Municipal de la localidad costeña, pero no se logró la comunicación. Trascendió que en las nueve parroquias de Cabimas deben sustituir al menos 300 colectores que perdieron su tiempo de vida útil.