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Al entrar se divisa la laguna que hace casi inhabitable la casa. Camas “flotando” y puentes improvisados para poder circular por los espacios del inmueble y realizar los quehaceres. Los vecinos de las residencias adyacentes al Bolipuerto y el hotel El Milagro, en la avenida El Milagro, denuncian el desborde de aguas negras dentro de las viviendas y habitaciones que conforman el complejo habitacional.
Mélida Marín, habitante y cuidadora de la casa numero 92A – 23, manifestó que desde hace dos meses comenzó la propagación de las aguas residuales por la comunidad, con olores de gran fetidez. “Cada vez que cierran la llave de bombeo ocurre esta situación, pero ya tenemos dos meses y nada que nos solucionan, ya tuvimos que sacar a los niños porque a duras penas podemos pernoctar acá por lo contaminada que están las habitaciones”.
Riquilda Bracho, dueña del complejo de habitaciones, tiene en venta el lugar. Indicó por vía telefónica que “las personas que viven allí, tienen más de un año que se les dejó de cobrar alquiler por las precarias condiciones en que está el inmueble, por lo que les sugerí que buscaran un mejor lugar y se quedaron, porque no tienen a donde ir”.
De todo un poco
Al continuar con el recorrido en otras casas, el flujo de las aguas cloacales fluye en los diferentes espacios de las viviendas pequeñas que convergen dentro del complejo. Digna Blanco, una de las habitantes, mostró las condiciones de su habitación, inundado y con mosquitos. Tuvo que “hacer un hueco para que drenara pero sigue llegando más de esa agua fétida por el otro lado”.
Una tanquilla en un taller aledaño se desborda a caudales. El dueño, Alfonso Ortega, abrió un hueco para que esa agua residual corra hacia el terreno de al lado, porque allí no vive nadie.
Con el empozamiento de las aguas negras en las casas, los brotes de enfermedades no se hicieron esperar. Una de las niñas que vive dentro de los hogares presenta un cuadro de sarna y una bebe recién nacida yace expuesta a los riesgos propios de padecer infecciones.