viernes, diciembre 13, 2024
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Aguas residuales colapsan el barrio Los Olivos

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La causa del botadero es la ruptura de las tuberías por las que pasan las aguas negras. Los propietarios de los comercios afectados y los vecinos recolectaron dinero para comprar insumos de construcción necesarios para una de las reparaciones que requirió la cloaca 

“A los clientes ni les provoca venir a tomarse un refresquito porque el olor los espanta”, lamentó Jenny Gutiérrez, empleada de un abasto en la avenida 68 con calle 67 del barrio Los Olivos. Los habitantes de la parroquia Caracciolo Parra Pérez son afectados por un bote de aguas negras en la vialidad. El río putrefacto recorre las calles del sector y desemboca en el corredor vial Cujicito, aquejando a las zonas aledañas.

A pesar de que la llegada de agua potable a las viviendas es un buen indicio, en marco de un plan de Hidrolago que los tiene seis días y seis horas sin servicio, los vecinos de la comunidad se alarman y permanecen dentro de sus hogares por temor a contaminarse con los flujos residuales. Gutiérrez relató que cuando disfrutan del servicio del vital líquido, las tuberías se colapsan y brotan las aguas sépticas. Alegó que el problema los agobia desde hace siete meses. “Los trabajadores de Hidrolago explicaron que las tuberías por donde pasan las aguas negras están partidas y para cambiarlas tienen que romper toda la calle, desde la estación de servicio de las cuatro esquinas”.

Julio Díaz, residente de la barriada, narró a este rotativo que en enero los empleados de la hidrológica regional acordaron con los habitantes de Los Olivos revisar la falla en los acueductos subterráneos a cambio de que ellos (vecinos) compraran la arena, los ladrillos, el cemento necesarios para reparar el bote y les dieran el almuerzo. “Ellos solo colocaron la tapa de la alcantarilla, pero no sirvió el trabajo. Apenas llegó el agua, salieron disparadas las cloacas. Los de Hidrolago nos dijeron que no tienen material para trabajar”.

Para Laura de Díaz, comerciante de la zona, las aguas residuales afectan la salud de sus cuatro hijos, quienes presentan continuamente cuadros infecciosos en la garganta. Aunado al problema de insalubridad, la familia Díaz cerró su pizzería en la calle 67 porque “ningún comprador quiere llegar con ese olor y el bote corriendo por las calles”. Alertó que debido al botadero de agua tóxica, los gases están brotando por la cañería de su casa. “Algunos habitantes del barrio tienen que usar el baño de los vecinos, porque el suyo está colapsado por las aguas negras”.

Afectados

Josefa Luengo, residente. “Los de Hidrolago dicen que tienen que achicar los canales en la avenida 68, pero al estar colapsado no lo pueden arreglar. Cuando pasan los carros, toda la cerca de mi casa se llena de excremento. Aquí no se puede estar”.

Julio Díaz, Vecino. “Mientras está expuesto el pozo de agua, caen 50 vehículos al día. La última vez que vino Hidrolago, quitaron la tapa del desagüe y no la volvieron a colocar. Los niños no pueden salir afuera a jugar”.

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