jueves, enero 9, 2025
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Águilas y dragones en Venezuela

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¿Pueden convivir Estados Unidos, China y Rusia en un mismo territorio? Políticamente no, sus respectivos sistemas difieren ampliamente como para encontrar un terreno común; pero económicamente la historia es otra

Estados Unidos no permitirá que China y Rusia mantengan su poder en Venezuela porque son una amenaza para el hemisferio occidental. Rusia y China no dejarán que Estados Unidos tome el control de la situación en Venezuela porque afectaría sus intereses. Estos argumentos y contra argumentos están sobre la palestra hoy en Venezuela. Sin embargo, hay una interrogante fundamental que podría desmontarlos: ¿pueden convivir Estados Unidos, China y Rusia en un mismo territorio? Políticamente no, sus respectivos sistemas difieren ampliamente como para encontrar un terreno común; pero económicamente la historia es otra.

Estados Unidos es el principal receptor de las inversiones directas de China, incluyendo un interés particular del país asiático en el ramo de bienes raíces, gastos importantes en turismo, así como lo que implica que alrededor de 300 mil ciudadanos chinos estudien en universidades norteamericanas. Aunado a eso, China es el principal tenedor de bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Por su parte, los Estados Unidos han invertido en promedio unos 14 billones de dólares anuales durante la última década en China. Hasta el momento los destinos de ambos países están entrelazados económicamente, aunque en los últimos dos años las inversiones entre ellos presenten símbolos de debilitamiento.

En este contexto, ¿qué papel puede jugar Venezuela? El patrón de las inversiones chinas en el mundo muestra el claro interés que el país asiático tiene en el sector energético y en el sector de los metales, del total de sus inversiones el primero representa el 23 % y el segundo equivale al 17 %. Ambos sectores están presentes en Venezuela, así una vez más “petróleo y oro” determinan el interés extranjero en el país suramericano, lo que por cierto indica que no ha logrado superar esa etapa de “campamento minero”. Rusia, aliado cercano a China, y que se pudiera argumentar con propiedad está actuando como su guardaespaldas en el contexto venezolano, apunta a obtener réditos a partir de los minerales también.

El caso de Estados Unidos es distinto, particularmente con respecto al petróleo ya que los norteamericanos ya están viendo los frutos de haberse planteado ser autosuficientes en materia petrolera. Estados Unidos produce el 18 % del petróleo en el mundo, lo que lo posiciona en el primer lugar, seguido de Arabia Saudita (12 %) y Rusia (11 %). Venezuela ocupa el puesto número 28 como importador de bienes y servicios a los Estados Unidos, y el destino número 39 de las exportaciones norteamericanas. Así, Venezuela no pareciera ser una pieza clave en el rompecabezas económico de los Estados Unidos, al menos en el corto plazo. Por lo que sus intereses sí pudieran estar más ligados a un tema geopolítico.

¿Pueden convivir los intereses económicos chinos con los intereses geopolíticos norteamericanos? La respuesta más probable es afirmativa. Sin embargo, implicaría una mayor prudencia del país asiático con respecto a las inversiones que haga; de hecho, entre 2016 y 2018 las inversiones chinas en Venezuela cayeron drásticamente. Este escenario sugiere que los líderes del país asiático no harán de Venezuela un punto de honor, y que prefieren retirarse silenciosamente y tratar de mantener algunas inversiones. Mientras tanto, en 2018 los chinos hicieron su primera inversión importante en Guyana (justo cuando ese país ha despertado el interés internacional por sus reservas petroleras).

Desde esta perspectiva, se pudiera afirmar que Estados Unidos y China no ven en Venezuela un lugar de conflicto común. Uno y otro pueden convivir en este país latinoamericano porque sus intereses no se oponen y, más importante aún, por la relativa poca importancia estratégica que tiene Venezuela en el corto plazo. Pero la racionalidad china ha dejado espacio para la entrada de otro actor, los intereses iraníes y de grupos que si pueden generar mayor preocupación en los Estados Unidos. Así, el foco pudiera trasladarse de uno de intereses económicos a uno de seguridad, y en ese sentido los norteamericanos sí hacen menores concesiones. 

 

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