Al cajero lo apuñalan antes de quemarlo dentro de su carro

Los parientes esperaban a que las exequias culminaran ayer en la mau00f1ana en la casa de sus padres. (Foto: Maru00eda Fuenmayor)

A pesar de tener mayor información sobre el occiso la Policía no cambió el móvil para el crimen: venganza. Algo con lo que la familia del occiso no concuerda debido a que no tienen conocimiento de algún enemigo

La gente no paraba de entrar a la vivienda 3D-30 de la calle 63, sector Don Bosco de Maracaibo. Todos querían presentar los respetos a la familia de José Ramón Ovalle Bravo, de 33 años, a quien apuñalaron y carbonizaron dentro de su carro el pasado lunes en la noche. Los constantes gestos de solidaridad a sus allegados solo traían a la mente la imagen del mayor de sus hijos. 

José Ovalle, padre de la víctima, comentó que no sabía de él desde el pasado lunes. “Salió para llevar a su esposa a San Francisco donde tenía cita con el manicurista”. Desde que salió de la casa nadie supo más de él. Su esposa lo llamó para que fuera por ella, pero él no nunca contestó. “José dijo que iba por unos cauchos que había comprado y que llegaban ese día de Barquisimeto”. 

En el estacionamiento de la Policía científica estaba el Mitsubishi Signo vino tinto, placa AG185GMl, que tenían los cuatro cauchos nuevos. Estos fueron conseguidos por un amigo del occiso, quien sirvió de intermediario y del cual no se sabe nada. “Vamos a esperar a enterrarlo para empezar a movernos a ver qué pasó”.

Pasaron 24 horas y el peor temor que podía albergar el corazón de la familia Ovalle se hizo realidad. El pasado martes a las 2.00 de la tarde una vecina fue la portadora de la mala noticia. “Ella nos llamó para decir que en la prensa regional aparecía un carro similar al de José y que este tenía un cuerpo adentro. Cuando cotejamos las placas nos percatamos que era verdad. Mi muchacho estaba muerto”. 

Los Ovalle aún buscan respuestas. No se explican por qué alguien mataría a su pariente. “Él era una buena persona. Trabajador y dispuesto a ayudar. No sabemos qué pasó y peor aún no sabemos por qué”, dijo entre llantos una prima. Ella no era la única persona que estaba consternada. Compañeros de trabajo como Tulio Guerrero u Octavio Romero, un cliente del banco donde trabajaba el ultimado.

A pesar de tener mayor información sobre el occiso la Policía no cambió el móvil para el crimen: venganza. Algo con lo que la familia del occiso no concuerda debido a que no tienen conocimiento de algún enemigo. 

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