lunes, diciembre 16, 2024
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Al “Monstruo de Santa Rosa” lo buscan por las islas del Lago

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Los familiares estaban desconsolados (Fotos: Josu00e9 Nava)

La Policía informó que el homicida huyó con un cargamento de droga y los 250 bolívares en efectivo que guardaba Greilys para comprarse una casa. Los consiguió vendiendo estupefacientes

El drama de Santa Rosa de Agua se trasladó hasta el cementerio San Sebastián, en la vía a La Concepción. Los Ortega despidieron a Greilys Carolina (25), conocida como la “Greña”, y a sus hijos, Manuel José (6), Miguel Efraín (9) y Yusbely Margarita (7). Sus sueños de vida quedaron cuarteados en manos del “Monstruo de Santa Rosa”, Manuel Alejandro Espinoza Roa (27), a quien rastrea la Policía en las islas del Lago de Maracaibo desde el pasado martes.

La procesión de dolor comenzó en la vivienda de la familia, en el callejón Ayacucho de la parroquia Coquivacoa. Las cuatro urnas las acomodaron en el rancho de la “Greña”. Ayer, en la mañana, el ministro Alberto Mendoza, oró brevemente por el descanso eterno y perdón de los pecados de las víctimas. Los parientes, vecinos, amigos y allegados al escuchar su discurso no contuvieron el llanto y buscaron apoyo unos con otros. 

Pese a que sus conocidos la abrazaban Deisy Ortega, madre y abuela de las víctimas, no pudo mantenerse en pie. Sus piernas flaquearon y casi se cae mientras caminaba hacia la urna donde descansaba su hija. Tras un largo suspiro gritó: “¡Greña, hija, Dios te bendiga, te amo!”

El padre de Manuel y Yusbely, José Hernández, no se apartó ni un instante del ataúd de sus dos vástagos. Le repetía insistentemente a su progenitora: “Mami ahora que hago yo sin mis hijos”. 

El llanto, tras aquellas palabras, se hizo colectivo. Poco a poco inició la procesión, los niños tomaron los globos y los “papagayos” de las urnas blancas y los adultos las agarraron por las esquinas y las acomodaron en sus hombros. El camino hacia la carroza fúnebre se hizo eterno; ni el sol ni el calor agilizó el paso de los dolientes y sus acompañantes.

Las lamentaciones en el cementerio contagiaron hasta los niños. Echaban la arena sobre la urna de Yusbely, la mayor de las hembras de los Ortega, y entre la multitud corrió un pequeñín, forcejeó con su madre para que lo dejaran acercarse a la fosa, escaló un montículo de arena, se detuvo, miró fijamente hacia abajo y suavemente le dijo: “Yusbe… te quiero”. Soltó un globo y regresó hacia donde se encontraban sus padres.

Sueño roto

Greilys Carolina “Greña” Ortega, de 25 años, mantenía una relación amorosa con Manuel Alejandro Espinoza Roa, de 27 años. Este la recibió con todos sus hijos y su negocio de drogas. “La familia vive una cadena maldita, todos venden droga y viven en problemas”, detalló una conocida, quien por seguridad resguardó su nombre. 

La mujer detalló que la “Greña” guardaba dinero para comprar la casa que colinda con su rancho, “pero este monstruo no le dio tiempo”. Las autoridades dieron a conocer que 57 millones de bolívares y drogas del negocio se las había llevado Espinoza, pero la vecina indicó que la suma eran 250 mil bolívares. 

Ortega mantenía discusiones con su vecina, por lo que esta última decidió venderle la casa, cancelando una inicial de 300 mil. Por eso reunía el dinero.

 

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