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Para los hermanos Ibarra, la visita de Eveling de Rosales, alcaldesa de Maracaibo, a su hogar fue sorpresiva y de alivio. Era de mediodía cuando los hermanos se perdieron entre un mar de “bolsitas” azules repletas de dulces. Al cabo de un rato, sus pequeñas manos se sorteaban entre una golosina y un juguete. Sentado en el piso rústico de uno de los cuartos de la casa, Jorve José le decía a Winder José, de dos años: “¡Comé!”, ofreciéndole un pepito, pero su hermanito se negaba. Ante la mirada de los adultos Jorve dijo: “Es que él nunca había probado un pepito”.
“Este cuadro se repite no solo en la segunda ciudad más grande de Venezuela, sino en todos los estados del país. Algunas veces me pregunto en silencio: ¿cuál es el país maravilloso y de felicidad del que habla el Gobierno? Cuando este cuadro de niños muriendo de hambre se repite sin cesar”, esa fue la reflexión de la alcaldesa durante su visita a los hermanos Ibarra, en el barrio Brisas del Morichal, parroquia Francisco Eugenio Bustamante.
Mientras mecía a Marco Antonio de un año en sus brazos, la primera autoridad municipal se adentró en “la vivienda digna” aún sin terminar, para conocer la situación general de los niños y su abuela. “Ver cómo nueve niños fueron abandonados y que su abuela, que ya no tiene fuerzas en los pies, que la vida la trató duro, está descompensada y desnutrida. Se me encoge el alma y esto va más allá de la politiquería, es una cuestión de humanidad”.
La realidad de las familias que viven en el barrio Brisas del Morichal es aplastante, desoladora y llena de necesidades. Irónicamente los grupos más afectados por la pobreza viven en casas adjudicadas por la Gran Misión Vivienda, todas sin concluir. Ante esta situación la alcaldesa fue tajante: “Creo que es hora de decirle la verdad a la gente y dejar de estar engañado con anuncios falsos de un carnaval de la felicidad. Me parece contradictorio hablar de niños felices, cuando la gente se está muriendo de hambre. No podemos seguir hablando de programas que no llegan a la gente”.
Ayuda humanitaria
Los que alguna vez gozaron del beneficio social alimentario, tuvieron que desembolsillar al menos 10 mil bolívares, muchos como Julia, y su núcleo familiar, no lo tuvo y aún así “nunca” le dieron una bolsa, sentenció la abuela mientras aclaró: “Estas bolsas de comida me las regaló ella -la alcaldesa- en cambio el CLAP lo tengo que pagar”.
Rosales insistió en que el Gobierno nacional debe “dejar entrar la ayuda humanitaria a Venezuela, para que los alimentos y las medicinas lleguen a los barrios”. Sin embargo, señaló que en los Comités Locales de Abastecimiento “lo que hay es un negocio detrás y vemos con dolor cómo un programa, que es del Gobierno y que debería ser equitativo, que debería llegar por igual sin importar el color político, no llegue y excluye a la gente. Porque todo el que necesite una bolsa hay que dársela”.
Sentenció que solo “unidos podemos ayudar a luchar contra esta crisis, porque nadie está exento de la inflación en el país. Pongamos a un lado la política, porque aquí no se trata de quién dio más o menos, se trata de hacer un trabajo social, ya está bueno. La gente está cansada de ver los shows mediáticos. Creo que hay que trabajar con el corazón y empezar a usar la razón para darle respuesta a la gente y aunque me critiquen, mi bolsa va regalada igual que los medicamentos y la atención médica, porque es verdadera, es gratis”.
Antes de despedir a la alcaldesa, Julia aprovechó para pedirle un último favor: “Yo lo único que le voy a pedir es que me traiga a Manuel Rosales, yo lo quiero ver, antes de morirme”.
Malnutridos
Janine Perozo, directora de Salud Maracaibo atendió el grupo familiar. Informó que los niños no presentan un grado de desnutrición severo aún, por lo que es posible su recuperación. Recalcó que hace falta mejorar sus condiciones de higiene y revisar su control de vacunación, proceso que realizará su equipo a partir de ahora. “Hay que hacer una desparasitación y exámenes de laboratorio”. Sobre el caso puntual de Marco Antonio y Víctor Daniel informó: “Hay uno de los niños que fue intervenido quirúrgicamente en una oportunidad por un lente intraocular, vamos a tratar de ubicar la historia con los datos que ellos nos están dando para ver cuál fue el tipo de intervención y reactivar su consulta médica. Y de esa manera evaluar si es necesario otro procedimiento. Hay otro niño, el más pequeño, que tiene una hernia escrotal bilateral. Lo vamos a llevar a evaluar y ubicarle su consulta por cirugía pediátrica de manera de poderle resolver su caso”.
Pura bulla
Los tíos de los niños informaron, a La Verdad, que en la visita social realizada el pasado martes por el equipo de Desarrollo Social, de la Gobernación del Zulia, solo les dieron medicinas, un paquete de pañales y una bolsa CLAP. Además se comprometieron a visitarlos dentro de un mes o dos para “hacer el seguimiento al caso”.
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