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Para Álex Cabrera no hay mucho más que buscar en el béisbol como pelotero. Su currículo como profesional, acentuado en Venezuela, lo incluye casi todo. Luego de 19 temporadas en el béisbol criollo, el «Samurái» tiene solo un objetivo más: titularse con Tiburones de La Guaira.
En el historial del poderoso inicialista -de 44 años de edad- figura una triple corona, récord de más jonrones en una campaña (21), Regreso del Año, Jugador Más Valioso y Productor del Año, aparte de su estrellato en Japón, donde conectó 357 cuadrangulares. Pero nunca se ha coronado en la LVBP con un conjunto suyo, pues lo hizo con Leones del Caracas como refuerzo en la 2005-2006.
«Busco un campeonato con esta camiseta, con el mismo número. Fue el equipo que me dio la oportunidad de ser pelotero profesional», dijo Cabrera a La Verdad. «Eso es lo único que me hace falta en este béisbol: quedar campeón con el equipo que me vio nacer».
Tiene una razón
Su hija de dos años y medio es el empuje de Cabrera para seguir jugando. El nativo de Caripito, usual cuarto bate de los varguenses, desea que le alcance el tiempo y las condiciones para que su «gordita», con mayor uso de razón, lo vea actuar en los diamantes. Advierte que una zafra más podría ser suficiente.
«Quiero que ella vea lo que hizo su padre por toda su vida para obtener todo lo que tiene, para darle educación», siguió. «Cuando ella va al estadio, es la cheerleader número uno, brinca y me pide que dé batazo duro o jonrón. Es una cosa que me inspira a seguir jugando unos años más, un año más, para que ella me vea estando más grande».
Cabrera, quien llegó a las Mayores con Arizona en el 2000, demuestra no haber perdido su condición de peligroso toletero. En 15 desafíos durante la presenta temporada, liga para .314 de average, con trío de estacazos de vuelta completa y ocho empujadas.
Espinita
El slugger, que se estrenó en Venezuela en la 1994-1995, espera adueñarse del departamento histórico de vuelacercas de la liga al menos hasta su retiro. Con 127 largos batazos de por vida, está a tres de los 130 que sitúan en el liderato a Eliezer Alfonzo.
«Ojalá yo me pudiera quedar con el récord porque es una cosa con la que siempre he soñado, pero Eliezer Alfonzo es el más joven. Aunque si yo lo paso y me retiro en el primer lugar, sería lo más satisfactorio conmigo mismo. Pero, con sinceridad, él debiera ser el de la historia porque es el hombre más joven, es muy buen amigo y muy buen trabajador».
En su ocaso como jugador, el «Samurái» disfruta la pelota como nunca. Es una especie de showman en el terreno, un pelotero que -en medio de su polémica- le añade un ingrediente interesante al béisbol. Aún desconoce si irá a México, donde ya puede jugar, y todavía intenta adaptarse a su nueva generación, distinta a la que protagonizó entre los 90 y comienzos del 2000.
«Antes había más disciplina que ahorita, más respeto. Los novatos respetaban a los caballos, a los grandeligas. Era raro ver un grandeliga ligado mucho con un novato, ahorita el novato no respeta, es muy fresco, dice cosas… Ya no respetan.
Se han perdido muchas cosas bonitas. Esto es como el estilo militar: tú eres militar y respetas al general, al coronel. Aquí era lo mismo, ahora estamos en los 2000 y hay que adaptarse. Todo ha cambiado, es un béisbol muy distinto al que aprendí a jugar».
Cabrera reconoce que su final como bateador está cerca. Mientras, disfruta compartir su tiempo entre el deporte de bates y pelotas, su madre, su familia, sus dos fincas y el ganado, otra de las aficiones de este hombre, cuyo poder continúa en exhibición en los siete estadios del béisbol venezolano.