Aliento electrizante

De no mejorar el perfil de generación regional, la vulnerabilidad del Zulia será peor este año que en la de 2018. Mientras tanto, los bajones seguirán y los racionamientos rondarán por las zonas periféricas. Si la transmisión nos falla, no será por el “sabotaje” como lo pintan las autoridades

¡Feliz año 2019! El año nuevo sirvió para estrenar apagones intermitentes en nueve estados, pese a ser este el período de menor demanda que tendremos este año, lo cual es indicativo del continuado deterioro en el Sistema Eléctrico Venezolano, SEV. En el Zulia se anunció la falla de la unidad trasladada de Sidor para Termozulia I, con lo cual la entidad, prácticamente queda en condición similar a la encontrada hace un año con la pobre disponibilidad de sus plantas locales y todavía una gran dependencia del sistema interconectado a través de la disminuida transmisión.

Las cosas no están peor porque 1) La destrucción económica y la diáspora han disminuido la demanda, 2) También nos encontramos en el período de menor demanda por los próximos 65 días y a partir de allí hasta el mes de junio, lo que nos quede de demanda represada comenzará a despertar con la primera aproximación del sol sobre Venezuela, y de no mejorar el perfil de generación regional, la vulnerabilidad del Zulia será peor este año que en la de 2018.

Mientras tanto, los bajones seguirán y los racionamientos rondarán por las zonas periféricas. Este cuadro es peligroso, ya que lo que nos queda de transmisión será sobrecargada ante la ausencia de suficientes MW térmicos disponibles, y el peligro radica en que la transmisión que nos queda está llena de “parches y remiendos”, y por lo tanto debería ser operada conservadoramente y no de la manera abusiva como se hace. Si la transmisión nos falla, no será por el “sabotaje” como lo pintan las autoridades, más bien será por la negligencia de ellos mismos.

La transmisión y distribución del Zulia están en decadencia y no toleran muchas fallas más, y las próximas harán inocultable el caos eléctrico. El desafío continúa siendo el rescate nacional de las garras de la corrupción y la destrucción de nuestro futuro, para la implantación de un gobierno que promueva los valores éticos, la productividad, la educación, la honradez extrema, la austeridad y el trabajo. Ese es el camino y el tiempo para ello siempre ha existido. En nuestras manos está. ¡Pa’lante, que para atrás espanta!

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