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Complicados por ingerir una combinación de alimentos inadecuados: fue el diagnóstico de dos de los cinco niños internados por desnutrición en el servicio de Educación y Recuperación Nutricional del Hospital Chiquinquirá.
Brachi Bracho, madre de 19 años, cometió el error de prepararle una papilla de parchita con durazno a su hijo de tres meses. Alegó que le daba al pequeño “lo poco que conseguía pero se desnutrió”. Poco a poco bajó de peso y terminó hospitalizado. Es habitante del sector Los Cortijos y depende de sus familiares.
En el caso de Yely Morán, mantiene sola a un bebé de dos meses. Vive en el barrio Integración Comunal, de Maracaibo. Para mantenerse, vendía ropa en el mercado Las Playitas. Luego del embarazo y sin posibilidades de trabajar solo comía una vez al día, a veces ni eso. Anémica y sin fuerzas, tuvo miedo de darle pecho al niño, por lo que preparó leche de soya, agua de arroz y jugo de melón. El menor bajó de peso de forma dramática hasta llegar a los 300 gramos. En ese momento decidieron hospitalizarlo.
Ambas madres viven la desesperación por conseguir alimentos para sus hijos y las consecuencias de la desinformación. En medio de la crisis, no conocer las alternativas se tornó de vida o muerte para sus hijos.
Prácticas erradas
La leche humana tiene el mismo valor en una madre desnutrida, lo que disminuye es la cantidad de leche que produce y la motivación para hacerlo, explicó Mervin Chávez Hernández, pediatra puericultor y jefe del Departamento Pediátrico de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia (LUZ).
El especialista aseguró a este rotativo que desde el nacimiento hasta los seis meses los niños deben ser alimentados únicamente con leche materna. Esto les suministra las calorías necesarias. Después de ese período pueden ingerir otros alimentos ricos en carbohidratos, proteínas y grasas: sopas de verduras y jugos de frutas. Se excluye la sal y el exceso de azúcar.
Chávez Hernández explicó que antes de este tiempo el infante no tiene suficientes enzimas en el tubo digestivo ni en el hígado que sean capaces de metabolizar otra sustancia que no sean la leche humana. Al consumirlas, pueden presentarse alergias, diarrea o problemas respiratorios.
Alternativas
Karina Fuenmayor, nutricionista, alertó que los niños no deben consumir frutas cítricas hasta los tres años. La combinación de dos frutas cítricas es una “bomba” que puede dañar su sistema digestivo. Admitió que ante la falta de productos lácteos y los altos costos de las frutas, no pueden permitirse obligar a las madres a seguir una dieta específica, pero ofreció algunas alternativas. Comprar frutas económicas o de la temporada, que duren “un poco más”: lechosa, melón, mango, níspero, zapote o guanábana. A falta de la leche teteros de plátano cocido, topocho o auyama. Rendir las porciones en forma de papillas o sopas.
Como sustituto de los cereales procesados para después de los tres años, a los niños se les puede alimentar con crema de arroz o chicha de pasta. “Mientras se respete la edad de inicio de cada alimento, no deben tener problema”.
Para la recuperación de los niños desnutridos se necesita de un equipo multidisciplinario integrado por pediatras, nutricionistas y especialista psicosociales para tratar las necesidades del niño y su familia. El tiempo promedio para la recuperación es de un mes aproximadamente.
Piden colaboración
Las organizaciones cristianas que hacen vida en el Hospital Chiquinquirá hicieron un llamado a la comunidad a colaborar no solo con productos para los niños, sino para sus madres: Ropa, insumos médicos, alimentos no perecederos y fármacos para tratamientos pediátricos serán bien recibidos en el tercer piso del centro asistencial.