Ambigüedad del socialismo (II)

El llamado socialismo, es un eufemismo utilizado por dirigentes políticos con espíritu tiránico o totalitario, para someter al pueblo bajo engaño

La forma como se ha desarrollado el socialismo en la historia  ha generado varias formas de comportamiento, desde indignación hasta repugnancia. Sin embargo, sometiéndolo a un análisis desapasionado tendríamos como consecuencia, además de su completa desaprobación; la burla o escarnio. 

El llamado socialismo, es un eufemismo utilizado por dirigentes políticos con espíritu tiránico o totalitario, para someter al pueblo bajo engaño, con promesas, que casi siempre son incumplibles, no solo por sus ilógicos planteamientos y retrógradas soluciones, sino por propia voluntad de sus ambiciosos, viciados y resentidos mentores, quienes temerosos desde su génesis y derivado de la natural paranoia que les caracteriza, tienden una red de procesos indignos, al pueblo o colectivo que les ha dado todo su apoyo, sometiéndole a costa de su libertad y en contra de toda oposición, para mantenerse en el poder.  

La alegoría de La Torre de Babel tiene como fundamento la diáspora que se desarrolló en épocas prehistórica donde la compleja situación de grupos que no apoyaban la razia gobernante –llámese  comunismo prehistórico-  en el predio donde se gestó o gestaron las primeras naciones. Estas clases disidentes decidieron apartarse de su original nación para fundar nuevas; derivado de la poca oportunidad que la ley del más fuerte infligía a sus cohabitantes. 

La sociedad no es producto del genio humano. En sentido de asociarse, otras especies terráqueas tienen perfectas comunidades que se desenvuelven bajo un patrón especializado, no solo por su espectacular orden, disciplina y organización, sino por su carácter genético, que define dentro de estas especies, jerarquías de mando y de proceder. En esto se debe enfocar este análisis mencionado anteriormente. El patrón que el socialismo ha querido desenvolver para sus seguidores, es un patrón de jerarquías, donde el pueblo trabaja para el Gobierno, y no viceversa, que es la verdadera razón del liderazgo, trabajar para el pueblo.  Por ello es irónico todo un proceso de sometimiento, terror y miseria, donde solo viven holgadamente los zánganos; en otras palabras, el Gobierno, sus asesores y adeptos, los déspotas y los sátrapas.

No debe ser así, pues la inteligencia es humana y su libertad de desenvolvimiento bajo patrones que establecen las buenas costumbres de los pueblos es su único deber a cumplir.

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