El Consejo Palestino de Organizaciones de Derechos Humanos (PHROC, siglas en inglés) expresó hoy su “gran preocupación” por las “presiones” y “amenazas” contra sus activistas y representantes oficiales, que atribuye a Israel
El Consejo Palestino de Organizaciones de Derechos Humanos (PHROC, siglas en inglés) expresó hoy su “gran preocupación” por las “presiones” y “amenazas” contra sus activistas y representantes oficiales, que atribuye a Israel.
En un comunicado difundido en Ramala, el PHRC muestra su preocupación por la abogada Nada Kiswanson, que representa a la ONG Al-Haq ante el Tribunal Penal Internacional y ha recibido amenazas de muerte desde febrero, según la denuncia que ella hizo la semana pasada a un diario holandés.
Según el diario NRC, las amenazas contra la abogada generan sospechas de que los servicios secretos israelíes puedan estar involucrados, una acusación a la que Israel no ha respondido.
“Estas amenazas forman parte de una campaña organizada que comenzó a mediados de 2015, con el objetivo de obstaculizar el trabajo de las organizaciones, difamarlas y afectar a su financiación”, señala el comunicado de la PHROC difundido hoy a través de la página en internet del Centro de Derechos Humanos Al-Mezan, miembro del Consejo.
Según la plataforma, “algunos trabajadores por los derechos humanos han recibido amenazas de muerte e intimidaciones de fuentes anónimas, mientras que asociados locales e internacionales, así como donantes, han sido contactados en un intento por desacreditar a las organizaciones”.
“Los ataques se han incrementado después de que la organización entregara al Tribunal Penal Internacional un examen preliminar de la situación en Palestina”, subrayó.
El tribunal internacional estudia desde principios de 2015 la posibilidad de que se hayan cometido crímenes de guerra durante la guerra de Gaza de 2014 y cuatro ONG palestinas de derechos humanos le han entregado material para demostrarlo, la última vez en febrero pasado.
Desde entonces, sostiene la plataforma, las amenazas contra sus representantes en Europa y activistas claves han proliferado, por lo que exhortan a las autoridades locales e internacionales a investigar su procedencia.