Basta
Pasado el efecto anestésico de las fiestas navideñas, no exentas de un tiroteo verbal de grueso calibre y jugadas desesperadas para deslegitimar un triunfo inobjetable el 6-D, la dura realidad que hasta este momento se veía con lentes de colores, se presenta en su exacta dimensión. Volvemos a lo que ha sido el signo distintivo del régimen: las colas, el desabastecimiento, el destape de nuevos hechos de corrupción, los reclamos de la población y en general, esa sensación de frustración e impotencia ante el panorama de desolación que se presenta ante nuestros ojos. El Gobierno que ha ejercido el poder de manera brutal y dictatorial, ahora necesitado de mantener su hegemonía, se vuelve contra el “librito azul” y el silenciado CNE, para tratar de robarse un triunfo que no es suyo.
La AN, que antes de constituirse ha recibido una andanada de golpes del chavismo-madurismo, debe evitar esos trapos rojos y dedicarse a atender los reclamos de la gente, antes que la impaciencia se enquiste en el alma de la población y produzca el fatal desengaño, máximo cuando de acuerdo con un análisis de Datincorp el millón de votos chavistas que migraron a la MUD, son “prestados (…) y ningún factor de oposición puede computarlos como adeptos a la MUD y a sus partidos”. La diatriba por la presidencia del cuerpo legislativo dejó mal parada a la oposición democrática, que es seguida en su accionar por millones de venezolanos.
No se entiende esa pelea a cuchillo y si es la conducta, ¿qué ha de esperarse cuando se presenten casos más complejos? El trapo rojo de la desproclamación de cuatro diputados, es un tema que si bien es importante debería canalizarse mediante dos equipos: uno de abogados y otro para la respuesta política a esa agresión. Basta de la verborrea mediática, las decisiones tienen que canalizarse a través de comunicados oficiales y conferencias del secretario de la MUD. El trabajo legislativo será arduo como difícil la lucha político-ideológica para enfrentar el populismo y medidas económicas incoherentes que en nada apuntan a resolver los problemas sino a incrementarlos, pues se impone un doloroso sacrificio a la población y se amenaza con confiscar las propiedades de los empresarios e industriales.
Amigos, pese a todas las posibles vicisitudes, ¡Bienvenido 2016! Venezuela nos exige compromiso y reclama responsabilidad y solidaridad en el servicio al país.