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A la partida del “comandante eternamente enterrado” hacia su muerte a Cuba, Maduro, vicepresidente encargado de la Presidencia por “delegación especial”, incoada por Fidel, en un acto público donde hasta lloró, dijo: Le seré fiel al comandante hasta más allá de la vida. La fidelidad, esa que dice el engendro tenerle a su exjefe, solo se concreta en el mundo verbal y del utilitarismo político. La fidelidad es: la voluntad de creer en algo eterno y de expresar tal creencia en la vida practica de un ser humano. El desarrollo de la política en toda la historia de la humanidad, analizado bajo la óptica de la “Filosofía de la lealtad”, ha constituido un tema verdaderamente apasionante y encaminado a buscar un fundamento concreto que permitiese apoyar la acción moral, también concreta, y con ello la acción humana como consagración consciente, práctica y completa de una persona a una causa.
Me cuesta creer, y hasta ahora la historia no se ha equivocado, que las apetencias personales de quienes en su conjunto integran el PSUV no se hayan disparado después de la muerte del visitante eterno del “Museo de la Montaña”; allí intervino el autor intelectual de su muerte: Fidel. Este preparó todo desde un principio; cuando conoció a Hugo y éste se convirtió en su “lame…..”; planificó todo para imponerle al engendro como su mano derecha por encima de los golpistas del 4-F. El engendro, después de la llegada al poder nunca fue leal a su predecesor, siempre obedeció a los lineamientos y directrices de los asesinos cubanos.
Ante el absoluto rechazo por parte de la población venezolana; el engendro, pide asesoría a Raúl, y éste le propone acabar con el legado recibido por el difunto; la idea es acabar esa CNRBV propuesta por Chávez y aprobada por el pueblo, e imponer una Constitución nacional donde se vislumbre, de una vez por todas, el sueño anhelado de hacer realidad el axioma de que “Venezuela y Cuba es una misma cosa”. Para ello, cuenta con el apoyo irrestricto y tracalero del CNE, TSJ, Poder Moral, excepto la Fiscala. Esa Asamblea Nacional Constituyente, propuesta por Raúl, es incongruente con los intereses de los venezolanos; estos están signados por la cultura política de más de 50 años: democracia, libertad, justicia social, pluralismo político y defensa absoluta de los derechos humanos. El rechazo a la ANC sirve para unir a los venezolanos, que piden calle y desobediencia civil para salir de Raúl y del legado dejado por Chávez.