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En estos tiempos de atroz dictadura madurista, secuestradora del país y sus instituciones, es natural y comprensible que la gente se sienta deprimida y con el ánimo a ras del suelo. No es para menos el que, luego de una demostración democrática de la oposición sin precedente en el mundo, donde se alcanzaron más de siete millones y medio de firmas rechazando la truculenta, ilegal e inconstitucional Asamblea Comunal, a pesar de tantos obstáculos, ventajismo y trabas que impuso el oficialismo, el régimen la apruebe a trocha y mocha de manera obcena y fraudulenta.
¿Pero es que acaso la lógica totalitarista del régimen autoritario-militarista iba a permitir que lo sacaran del poder así no más? ¿Iba a permitirse el colonizador de turno -la Cuba-castrista- renunciar al paquete de más de ocho mil millones de dólares anuales en petróleo, negocios y prebendas que le saca a la revolución bolivariana? No amigo lector; de gente de esa calaña no sale nada bueno. Es infuncional, inmoral, ilegal, injusta y a todas luces, descabellada. Por lo tanto, ánimo y fortaleza!
Que nadie desfallezca, que nadie pierda la esperanza y la fe. Se ha perdido por el fraude solo una batalla, no la guerra. La tormenta volverá a disipar las sombras y de nuevo saldrá el sol que todo lo alumbra. Ánimo y fortaleza, amigo lector, que no se saldrán con la suya, porque al final siempre vence el bien sobre el mal. La historiografía está harta de demostrarlo: Hitler, Mao, Stalin, Ceacescu, Mugabe, Mussolini y su fascismo, los dictadores del Cono Sur, Somoza, Trujillo, Fujimori, Milocevic, el panameño Noriega y tantos otros que se creyeron invencibles. Todos ellos cayeron y terminaron en la cárcel o en la sepultura.
Este régimen madurista con su atroz dictadura, un menjurje de nazismo, fascismo, comunismo a la cubana, estalinismo y populismo ramplón disfrazado de democracia, no será la excepción ni va a poder resistir finalmente la reacción del pueblo hambreado y sin medicamentos, muriéndose de merma, enfermedades, pobreza supina y con la bota militarista pisándole el cuello. Su juventud torturada y encarcelada seguirá reclamando con toda la fuerza del alma que le restauren sus legítimos derechos naturales y constitucionales de resistencia contra la dictadura de turno que en mala hora se impuso en Venezuela.
Ánimo y fortaleza, queridos compatriotas: Conquistar la libertad tiene un noble propósito y obviamente, un alto precio que se traduce en fe, lucha, valor y optimismo. Nuestra juventud cuenta con todos esos valores.