Si algún sistema fue anillado en Venezuela es el de la Gran Caracas, ya que tiene triple redundancia desde El Guri por sistemas separados en 765, 400 y 230 KV, sin contar con más del doble en generación instalada para su demanda actual
El mes de julio de 2018, cerró con dos apagones electrizantes, el primero afectando a la región capital, más los estados Aragua, Miranda, Vargas y al final de la tarde al Zulia, que sobrevive 222 días seguidos bajo su mayor calamidad eléctrica y reafirmando con esto, que la espiral de deterioro del Sistema Eléctrico Venezolano, SEV, va en crecimiento auto-sostenido, pese a que la demanda nacional experimenta su mayor contracción interanual desde 1969, año desde que se llevan las estadísticas del sistema interconectado.
Lo grave del caso es que volverá a pasar. Como siempre la rayada excusa del “sabotaje” con montaje, no tardó en salir, pero nada es más burdo desde el punto de vista técnico. Si algún sistema fue anillado en Venezuela es el de la Gran Caracas, ya que tiene triple redundancia desde El Guri por sistemas separados en 765, 400 y 230 KV, sin contar con más del doble en generación instalada para su demanda actual. Por contraste, Maracaibo es más débil y hoy después de los mega-desastres de los últimos siete meses lo es aún más.
Por lo tanto, el apagón capitalino y central no debió ocurrir por cualquier falla en la subestación Santa Teresa III (400 KV), teniendo la redundancia de Guri en la subestación Sur en 765 KV, la cual es capaz de absorber por diseño, toda la carga capitalina, entonces ¿por qué no lo hizo?
La causa raíz, es el régimen que pésimamente dirige al SEV, cuyas mentiras y corrupción en menos de dos décadas, de un sistema robusto y bien encaminado lo pasó a uno deficitario y tambaleante. Eso es así porque el mal accionar del régimen lo lleva hasta en su médula.
La solución pasa por tres pasos imperativos sin dilación: Primero cambiar el Gobierno. Segundo, dicho cambio tiene que eliminar todos los vicios que nos trajeron aquí. Tercero, el conocimiento, y la ética son esenciales para viabilizar el rescate del SEV, que no puede caer en manos de pseudo-expertos, pues no hay ni 50 mil millones de dólares y menos ocho años para lograrlo. Depende de usted decir se acabó y si es necesario se lleva por delante a los cómplices que prolongan su agonía. ¡Pa’ lante que para atrás espanta!