Tenemos
Desde hace algún tiempo he venido señalando que estos días son de definiciones y pienso que los actuales momentos demandan hacer realidad nuestra afirmación. Tenemos que buscarle una salida inmediata a esta situación de guerra de unos cuerpos armados contra una población indefensa que como parte de un ejercicio vital sale cada día a manifestar en demanda de sus derechos constitucionales vulnerados en aras de un proceso inconsulto, inconstitucional e ilegitimo que no cuenta con el apoyo popular y no tiene otro propósito que mantener en el poder a la actual cúpula dirigente que ha sido negligente, ineficiente, incompetente e insensible a los grandes problemas nacionales que afectan el bienestar de la población.
No podemos continuar mirando horrorizados como la más cruenta, perversa e inhumana represión acaba con lo más preciado de una sociedad: sus jóvenes. Ellos representan el futuro, el anhelo de progreso, la sostenibilidad del desarrollo, mediante su accionar profesional y ciudadano. Es el clamor de todos los sectores, en particular del mundo universitario, porque los jóvenes con sus ideales, solidaridad, actitud crítica y esa rebeldía que les es intrínseca, alimentan el pensamiento plural, el crítico. Ellos encuentran en los espacios académicos la posibilidad de expresarse; de extrapolar a sus comunidades los ideales de democracia, de libertad. La aplicación de los conocimientos adquiridos, a su realidad cotidiana.
Pese al talante totalitario del gobierno nacional hay que abrir espacios para el encuentro. Alejados de todo radicalismo, fanatismo, la idea de dominación y venganza, entender lo provechoso de establecer una negociación con una estrategia ganar-ganar que garantice la resolución del conflicto y proporcione estabilidad política al gobierno que resulte electo; porque de eso se trata: la elección democrática, constitucional de un gobierno de todos y para todos.
En tal sentido, debería aprovecharse la actual coyuntura, el despertar de la FGR una institución fundamental para el Estado de derecho, para dar paso a la civilidad y acercar posiciones con el otro, lo cual no significa convalidar sus acciones. ¿El fin? iniciar un diálogo franco, abierto y transparente que convoque a una misma mesa a los diferentes factores y actores de la sociedad para en conjunto negociar acuerdos que posibiliten un gobierno de transición que sea la expresión plural y democrática del país. Los tiempos que corren no son de vacilaciones, si no, como escribió José Martí, de las ideas, que “valen más que las trincheras de piedras”.