Argentinos recuerdan con nostalgia al papa Francisco tras su fallecimiento

En la Catedral de Buenos Aires, ciudadanos argentinos expresaron su tristeza y admiración por el legado del papa Francisco tras conocerse su fallecimiento
Foto: Cortesía Régulo Pachano

El fallecimiento del papa Francisco este lunes 21 de abril consternó al mundo entero, y Argentina, el país que lo vio nacer, no fue la excepción. En la Catedral de Buenos Aires, ciudadanos expresaron su pesar y compartieron recuerdos personales con el primer pontífice latinoamericano.

Desde muy tempranas horas un sentir de nostalgia y pesar inundó la nación austral. En los cafés, las calles, los colectivos y demás lugares públicos solo se escuchan a las personas hablar de la partida física de Jorge Mario Bergoglio.

Al conversar con las personas, el abogado zuliano Régulo Pachano, expresidente del Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez (Camlb) y actualmente gestor cultural en Patrimonio del Teatro Colón, en la capital argentina, relató al Diario La Verdad que una de las cualidades que más definía al papa Francisco era su proximidad a la gente.

La mayoría de fieles recuerdan que el prelado solía siempre caminar desde la catedral antes o después de presidir una eucaristía y se tomaba su café, visitaba algún negocio cercano, se detenía a hablar con las personas y se trasladaba en transporte público.

Silvia Casado, que se encontraba en la Catedral de Buenos Aires al ser abordada por Pachano, recordó entre lágrimas la profunda devoción de su familia hacia Jorge Mario Bergoglio desde antes de que se convirtiera en Papa. “Nosotros, yo particularmente, pero creo que todos los argentinos estamos retristes”, afirmó.

La señora contó que su tía y otras personas de la Legión de María de Palermo, en la iglesia Santa Lucía, rezaron durante décadas con la esperanza de que Bergoglio se convirtiera en “sacerdote mayor” de la Iglesia.

“Las chicas rezaban, rezaban con mucha fe hace 35 años atrás. Yo tendría 14 años, muy chiquita”, explicó. Aseguró que su familia estuvo profundamente ligada al ahora fallecido pontífice y que su misión en la Iglesia fue "magnífica", y la describió como “amorosa, misericordiosa, humilde y universal”.

También destacó el momento de su partida, un día después de la Pascua de Resurrección: “Imagínate, yo creo que él va directo. Él va directo al cielo y que nos siga iluminando”.

Por otro lado, Gerardo De Souza compartió su experiencia de infancia con el papa Francisco en San Miguel, cuando el entonces sacerdote Bergoglio oficiaba misas en la iglesia San Alonso Rodríguez.

“Cuando era chico conocí al Papa (…) Él nos daba la misa, después en el Colegio Máximo nos llevaba ahí”, relató a Pachano. Recordó con emoción que, en el Día del Niño, Bergoglio reunía a los niños del barrio y les entregaba regalos y chocolates.

“La verdad que cuando fue Papa no lo hemos podido creer. Cuando tocó que era el Papa, quedamos asombrados. Nunca pensamos haber estado con él anteriormente”, expresó.

Jorge Mario Bergoglio fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969. Formó parte de la Compañía de Jesús y llegó a ser provincial de los jesuitas en Argentina entre 1973 y 1979.

Luego, fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992 y, tras la enfermedad del arzobispo Antonio Quarracino, fungió como arzobispo de Buenos Aires el 28 de febrero de 1998. Durante su tiempo como arzobispo, se destacó por su cercanía con los sectores más humildes y promovió la labor de los curas villeros, quienes trabajaban en barrios populares.

En febrero de 2001, el papa Juan Pablo II lo nombró cardenal del título de San Roberto Belarmino. Desde entonces, tuvo un papel clave en la Iglesia argentina y latinoamericana. Presidió la Conferencia Episcopal Argentina en dos ocasiones hasta 2011.

 

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