Asesinan a fabricante de cepillados en Santa Rita

Los detectives iniciaron las averiguaciones en torno al homicidio del comerciante. Hasta ahora no han adelantado un móvil para el caso

Manuel José Romero, un fabricante de cepillados de 40 años, recibió múltiples disparos cuando salía de su casa entre la calle 9 con la avenida 4 del municipio Santa Rita. Unos sicarios a bordo de una moto dispararon en su contra sin mediar palabras, cuando él caminaba por el sector La Cañaíta. 

Su muerte ocurrió de manera instantánea al caer en el tibio asfalto de la zona. Eran las 8.15 de la mañana de ayer. Un par de motorizados de la Policía regional, que custodiaba la entrada de unos niños en un kínder cercano, escuchó las detonaciones y arrancó a toda velocidad al lugar. 

En el sitio encontraron a Romero sobre un creciente charco de sangre y a un hombre que les hacía señas “como loco”. Era un vecino que atestiguó el asesinato y quería indicarles la ruta que tomaron los sicarios para huir. Los motorizados radiaron en clave el pedido de refuerzos para custodiar el cadáver e iniciaron la persecución. 

No tuvieron que recorrer mucho. Encontraron a los homicidas unas cuatro cuadras más arriba de la escena del crimen. Al verse perseguidos, los delincuentes cometieron un error, quedaron encerrados en una calle ciega. Sin muchas opciones empezaron a disparar en contra de los policías. 

La contienda era pareja. Ambos bandos usaban pistolas, pero uno de los efectivos logró alcanzar a uno de los sicarios, mientras este retrocedía para alcanzar una angosta vereda. Para cuando los efectivos lograron entrar al pasillo para hacer la captura, no había rastro de ninguno de los malhechores. 

Negación

Los disparos también fueron escuchados en la casa de Romero, donde estaba su esposa, quien una vez que los escuchó sintió que debía salir a pesar del riesgo. En un primer momento no vio nada, pero el caminar de los curiosos hasta la escena del crimen llamó su atención. Tras recorrer unos 200 metros llegó al sitio y encontró el cuerpo que era tapado. 

Ella pidió a una persona que lo destapara y reconoció el cadáver de Romero. Su llanto enmudeció a los curiosos, quienes no paraban de murmurar una y otra cosa sobre el occiso. Tras llorar unos minutos arrodillada junto al muerto, un familiar llegó y la apartó para que la Policía científica hiciera su trabajo. Al parecer, la víctima iba a buscar los ingredientes para preparar los cepillados, sin embargo, nadie de su grupo familiar quiso hablar sobre el crimen. 

Los detectives iniciaron las averiguaciones en torno al homicidio del comerciante. Hasta ahora no han adelantado un móvil para el caso y ordenaron un chequeo en las emergencias de los hospitales y ambulatorios del municipio para ver si uno de los homicidas llega a cuidar sus heridas.