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Los asesinos de Miguel Roberto Paz, un campesino de 46 años, se hicieron pasar por motorizados extraviados, entraron al fundo donde trabajaba, al menor descuido le dispararon y huyeron.
Sus familiares comentaron a la Policía que Paz trabajaba en el Fundo San Martín, en el sector Campo Boscán de La Cañada de Urdaneta. A las 7.00 de la noche del pasado sábado lo abordaron los asesinos en una motocicleta roja. Miguel estaba borracho y no tomó previsiones. "Le dijeron que tenían rato dando vueltas y le pidieron un poco de gasolina para salir del sector".
Paz accedió, dio la vuelta y entró a la vivienda para buscar el combustible. Cinco minutos después salió con un envase lleno. Quien viajaba como "parrillero", sacó su arma de fuego y tiroteó al menos seis veces al obrero.
La Policía llegó al predio, encontró el cadáver sobre la arena y a escasos dos metros estaban las conchas calibre 9 milímetros que lo mataron. La casa no fue robada y el cuerpo apareció con todas sus pertenencias. Por eso los investigadores creen que el homicidio se trate de una venganza. Los parientes se mostraron ariscos a la hora de hablar con los medios sobre el caso.