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A Ricaurte Gallardo, 44 años, lo asesinaron cuando llegaba a su hogar, en el sector El Guárico, en Los Puertos de Altagracia del municipio Miranda. Sus verdugos aprovecharon la oscuridad de la zona, producto de la suspensión del fluido eléctrico, y lo asesinaron, el pasado lunes en la noche, delante de su esposa y dos hijos.
Según los moradores, Gallardo se casó con una tía de David Alejandro Nava Silva, alias el “Canaguaro”, y residía en el callejón Los Gatos, justo al lado del abuelo del delincuente más buscado por las autoridades policiales.
“Ambas muertes son por represalias. Eran hombres buenos y trabajadores. Ricaurte reparaba ventiladores y zapatos”, contó un vecino.
Los oficiales mantienen la venganza como móvil y vinculan el caso con la guerra entre bandas por el control de los delitos en Los Puertos de Altagracia.
Bajas cercanas
Al “Canaguaro” lo siguen de cerca sus enemigos y los cuerpos de seguridad. Para debilitarlo han golpeado sus círculos más cercanos, la familia y los amigos. Solo en 2017 le han matado al abuelo, un tío, un cuñado y a uno de sus secuaces más leal.
En la calle Pampero asesinaron a Rodolfo Antonio Nava (33), hermano de uno de los maleantes más allegados de su banda. “Todo indica que lo asesinaron por represalias. La víctima no tenía antecedentes penales y según testimonios de su entorno era un hombre trabajador”, comentó un oficial.
Daliber Nava Silva, hermana del “Canaguaro”, denunció a la Policía científica por liquidar a sus hermanos, Bily Yack (23) y Daniel David (19). “Estaban marcados por ser parientes de David”.
En el funeral de Héctor Caldera acribillaron al “Pepe”, quien según una fuente policial, es tío de Silva.
El asesinato más sentido para la comunidad fue el abuelo del “Canaguaro”, Luis Alfonso Silva Vílchez, de 69 años. En enero un hombre que llegó a la vivienda, se identificó como “PTJ” y obligó a Zaira Torres de Silva, esposa del sexagenario, a meterse en una de las habitaciones desde donde escuchó las detonaciones que acabaron con la vida de su marido. “Hasta ahora se desconocen vínculos del abuelo con la banda”, detalló un policía.
Amenazas virtuales
“Lo peculiar del caso es que ahora las amenazas las lanzan por Instagram. Las próximas víctimas están advertidas. Muchos huyeron de Los Puertos por temor a convertirse en blanco perfecto por negarse al pago de la extorsión. Pero el delincuente se queda y prefiere sortear su suerte”, detalló un funcionario.
Hay una lista que supera las 20 próximas víctimas, contó el funcionario. “Ya hay cuentas en la redes sociales que fueron bloqueadas y otras eliminadas. Pero hay otras que continúan y están abiertas al público y todo aquel que tenga acceso puede percatarse de la situación y tomar precaución, puesto que claramente se lee cómo los líderes de las bandas y sus secuaces se enfrentan y se atacan verbalmente. La frase, “échale cal a ese muerto” es la que más predomina luego del sicariato”.