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El sicario, un muchacho delgado y moreno, quien vestía una bermuda naranja y un suéter negro, rondó el edificio Karolina, en Isla Dorada, por unas cinco horas. Esperaba a Juan Carlos Meleán Frontado (37). Apenas lo vio descender junto a su esposa y su hijo de una Toyota Prebia, plateada, placa FBR08D, lo tiroteó una docena de veces y corrió.
Los vecinos creyeron que se trataba de un robo y defendieron al residente del piso 13. Unos se asomaron por las ventanas, sacaron sus armas y le dispararon. Otros más osados lo siguieron, le lanzaron piedras y palos. Un residente llegaba en su carro vinotinto, lo persiguió, intentó arrollarlo, pero el muchacho se le escabulló entre la acera y las caminerías, recordaron los curiosos.
Una lancha esperaba al desconocido en el malecón. Sus dos acompañantes escucharon las detonaciones y se preparaban para huir. Ya estaban en el agua, empujaban la embarcación cuando el sicario se lanzó al Lago, los ayudó y se marcharon. Algunos presumen que se dirigían a Los Puertos de Altagracia.
La Policía regional activó un operativo casi al instante. Una docena de patrullas llegaron a las barriadas que colindan con la costa, no vieron a los sospechosos.
Los curiosos defendían la reputación del occiso, cuyo cuerpo se desangraba debajo de una sábana de rayas marrones. Lo recordaron cuando paseaba a su hijo en una moto, pero desconocían que se trataba del hermano de Tirso Meleán y Willy Meléan, líderes de una de las tres bandas de sicarios y extorsionadores que azota al Zulia.
A Juan Carlos Meléan lo buscaba la Policía científica desde 2014, cuando uno de sus sicarios lo vinculó al atentado contra los comisarios Danilo Colmenares y Juan Burgos, y los detectives Dayana Mendoza y Andry Alvarado. Nunca dieron con su guarida.
Entre los planes de la familia estaba mudarse. Les comentaron a sus vecinos que no soportaban los problemas en el suministro de agua. Quienes lo conocían mejor dijeron que sabía que querían matarlo. Para despistar a sus enemigos cada día cambiaba de carro. Ayer, no le sirvió la estrategia. Lo sorprendieron en cotizas y vulnerable ante su familia. No le dio tiempo de sacar su arma y lo acribillaron en el estacionamiento de su residencia.