Asumiendo responsabilidad

El proyecto propagandístico al mejor estilo nazi, tuvo dos escenarios: Uno en Europa bajo la dirección del periodista franco-español Ignacio Ramonet, en su semanario Le Monde Diplomatic; y el segundo, desde la embajada de Venezuela en Washington

Los entresijos de la catástrofe económica en que se encuentra sumido el país, muestran entre otros desfalcos, tres partidas contables manejadas irresponsablemente sin razón justificable alguna. La primera partida sobrepasa los 10 mil millones de dólares americanos utilizada por el mismo Chávez, para el pago de propaganda y la imagen política de la revolución a nivel internacional, todo ello con el fin de maquillar la cara del régimen, destacando la figura del difunto caudillo como el nuevo libertador de Venezuela y continuador de la faena que dejara inconclusa Simón Bolívar.

El proyecto propagandístico al mejor estilo nazi, tuvo dos escenarios: Uno en Europa bajo la dirección del periodista franco-español Ignacio Ramonet, en su semanario Le Monde Diplomatic; y el segundo, desde la embajada de Venezuela en Washington bajo la dirección del embajador acreditado en la capital de EEUU, Bernardo Álvarez y una abogada judío-norteamericana Eva Gollinger. Estos personajes ya citados, quienes fueron generosamente pagados con dólares del Tesoro Nacional de los venezolanos, se encargaron de contratar las páginas de las revistas y periódicos más importantes, así como programas de televisión y radio, boletines, folletos y artículos de opinión, formando “lobbies” con la participación de algunos diputados y senadores socialistas de poco prestigio, para que hablaran en todos los escenarios posibles acerca de las supuestas “bondades y aciertos” de la “revolución bonita” de Chávez  y su mesiánico rol del nuevo Salvador y libertador de la patria.

El segundo renglón contable despilfarrado, bordea la bicoca de 30 mil millones de dólares del “imperio”. Esta partida fue manejada, primero por Cadivi y más luego por Cencoex, adjudicando gigantescas sumas de la moneda americana preferenciales de 6,30 bolívares para luego revenderlos en el mercado negro y repartirse las ganancias entre algunos militares y civiles del alto Gobierno. Ahora, no solo los viajeros dejaron de recibir sus  miserables 700 dólares anuales por viaje, sino que de igual modo, el castigo recayó sobre los estudiantes que cursan carreras en el exterior. 

El tercer gran desfalco a manera de un gigantesco agujero negro despilfarrado, es lo que el exministro de Planificación, Jorge Giordani denunció, consistente de un paquete de 20 mil millones de dólares, entregados a algunos personeros y testaferros para ejecutar proyectos fantasmas que nunca fueron llevados a la realidad. 

Si a todo esto le sumamos el oro desaparecido de las bóvedas del BCV y los maletinazos y demás regalos y gastos personales por concepto de viáticos, entre otros caben las siguientes preguntas: ¿Quién va a responderle a la nación y a los venezolanos por ese dinero faltante? ¿Quién va a asumir tal responsabilidad?.

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