Aumento suicida

El nivel de conciencia popular frente a la crisis que vive nuestro país aumenta día a día. La gente no come de caramelos mientras este Gobierno le quita el paquete

No conozco, no he visto, no he hablado con alguna persona que muestre conformidad, alegría, esperanza o algún sentimiento positivo con el nuevo incremento de salario anunciado hace unos días por el señor presidente Maduro. El nivel de conciencia popular frente a la crisis que vive nuestro país aumenta día a día. La gente no come de caramelos mientras este Gobierno le quita el paquete. No existe posibilidad alguna de que un hecho tan aislado y solitario como un decreto presidencial de incremento de salarios, no genere una impresionante inflación que superará la ya alarmante registrada en los últimos meses. Venezuela transita en una espiral de causas y consecuencias que en lo económico nos está haciendo profundo daño a cada uno de los venezolanos. Ese círculo vicioso no hay forma de que pueda ser convertido en virtuoso por un Gobierno tan irresponsable como el que tenemos. Lamentablemente el nuestro, es un gobierno que se ha dedicado a destruir la economía sin asumir las consecuencias de sus errores y buscando culpables como si no hubiera roto un plato. 

¿La medida gubernamental permite recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores? Indudablemente que la respuesta es no. ¿Cómo podemos lograr recuperarlo? La respuesta también es obvia: Rescatando, reimpulsando, reactivando nuestro aparato productivo. Este Gobierno lo acabó en poco tiempo, porque -aunque sea triste es una realidad- destruir es sumamente fácil frente a lo complejo que es construir. Dividir es mucho más sencillo que integrar. Y este Gobierno, sustentado en un modelo económico obsoleto y periclitado, se dedicó a destruir y a dividir. Ahora es necesario que al salir de esta gente por la vía revocatoria, nos dediquemos a construir y a integrar. Ambos verbos son básicos para esa patria que nos espera. Tenemos que hacer todo lo contrario a lo que han hecho los responsables de esta situación. Convertir el vicioso en círculo virtuoso. 

Hay que recuperar a Venezuela. Eso pasa por sentar las bases para que los inversionistas vengan a este país. La inseguridad jurídica, de personas y de bienes que hoy se vive, debe ser convertida en seguridad. Que la gente venga a invertir sabiendo que asume riesgos razonables, pero que no la van a expropiar, confiscar sus bienes, atracar o matar. El Estado que hoy se mete en todo y no produce un solo resultado positivo en su gestión, debe dedicarse a lo suyo: la salud, la educación, la atención a los sectores vulnerables, el fomento de las oportunidades de trabajo, los servicios públicos, la infraestructura, el diseño de grandes políticas, la defensa de la nación, las relaciones internacionales, la producción de leyes, la administración de justicia, la búsqueda del equilibrio macroeconómico, el impulso productivo de las áreas estratégicas, etc. ¿Qué más quiere el Estado? ¿Por qué no se dedica a todo esto e intenta realizarlo bien? 

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