Otro
Diversos constitucionalistas sostienen que una característica fundamental del Estado de derecho es que, quienes hacen las leyes también deben someterse a ellas. Dentro de un Estado de derecho los que gobiernan respetan el derecho vigente y toda acción de parte de la sociedad o del Estado, debe estar sometida y sustentada por normas jurídicas, las cuales, contribuirán para que el desarrollo y crecimiento del Estado se dé dentro de un marco de paz y armonía.
Una fecha clave en la historia del Estado de derecho es el año 1789, cuando se produjo la Revolución Francesa. A partir de ese momento comenzaron a desarrollarse unas ideas según las cuales todos los ciudadanos son iguales y se abrió una perspectiva completamente nueva en las relaciones jurídicas futuras. La supremacía de la Constitución establece, que el poder surge del pueblo, de los ciudadanos y que son estos en definitiva los que tendrán el poder de elegir quien los gobierne y facultar a quien pueda redactar o modificar esa Constitución.
Una consecuencia directa del advenimiento del nuevo orden fue la división de poderes en Ejecutivo, Legislativo y Judicial. En los estados absolutistas, en la figura del rey reposan estos tres poderes. La separación de funciones en el ejercicio del poder está orientada a vedar la expansión totalitaria del Estado. El totalitarismo se caracteriza por la supresión de libertades individuales y públicas, incluyendo la proscripción de partidos políticos, de órganos deliberativos y de libertades de tránsito, reunión y expresión.
Otro elemento fundamental dentro de un Estado de derecho es la democracia, como forma de gobierno en la cual el pueblo tiene la posibilidad de elegir a sus representantes a través del voto. La democracia no asegura para nada la supremacía de la Constitución. Un gobierno puede asumir el poder a través de vías democráticas y luego desoírlas y abolirlas, estableciendo un gobierno totalmente autoritario, tal es el caso de Adolfo Hitler y otros no tan lejanos.
No es muy difícil concluir, que sin libertad de expresión no puede haber democracia. Por lo tanto, las agresiones a la libre expresión, tales como cierre de canales de televisión, emisoras de radio o periódicos impresos, hechos que ocurren consuetudinariamente en Venezuela, deben ser considerados como atentados contra la democracia.