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Un año atrás nadie, en ninguna parte del mundo, apostaba a que Donald Trump terminaría siendo electo Presidente de EEUU. Hace 12 meses era la nota excéntrica en una campaña que se veía perfilada para que Hillary Clinton le diera continuidad al legado de Barack Obama. Lo más interesante de la política, desde mi punto de vista, es la incapacidad que tienen los analistas de poder predecirla con exactitud.
Trump en los últimos 12 meses hizo todo lo contrario a lo que dice el librito de cómo debe hacerse una campaña. Fue xenófobo, atacó verbalmente a mujeres, insultó a diestra y siniestra, hizo todo lo políticamente incorrecto. Y aún así ganó. Ahora comienza su presidencia. Nadie sabe ahora, salvó él y posiblemente su entorno familiar (que ahora está afincado en el poder), cuáles serán en verdad los énfasis de su administración.
Si se unen todos los factores anteriores, lo único seguro es que nadie sabrá hacia dónde apuntará Trump, al menos en sus primeros meses en el Gobierno. La incertidumbre se adueña de un país, que por sus características culturales e institucionales, se cimentó sobre certidumbres, sobre certezas. No ha sido hasta ahora el país del cómo vaya viniendo vamos viendo. Al menos hasta ahora, pero con Trump todo es posible, incluso que haga un Gobierno normal y corriente.
¿Venezuela ocupará algún lugar en las prioridades de su gobierno? Lo dudo, pero ya he dicho que puede esperarse cualquier cosa bajo la administración Trump. Con Cuba sí es un asunto distinto. Allí confluirán Trump y un Congreso dominado por el ala conservadora republicana para desbaratar la política de Obama hacia Cuba. Si Venezuela, bajo la óptica del gobierno de Trump, entra como un asunto subalterno en la agenda hacia Cuba entonces podrían esperarse acciones específicas.
Si Trump cumple todo lo que ha dicho en materia enérgica, por ejemplo, entonces sí Venezuela se verá afectada. Si efectivamente se incrementa la producción de petróleo dentro de EEUU, en aras de hacerlo menos dependiente de las importaciones, eso impactará a nuestro país en dos sentidos. Por un lado, se perderá espacio en el mercado que nos paga en dinero contante y sonante y, en segundo término, la colocación de más petróleo en el mercado hará bajar los precios internacionales del crudo.
Se inicia una nueva era en EEUU y muchas de las decisiones de Trump tendrán repercusión en distintas partes del mundo, incluso entre nosotros en Venezuela. Poder predecir qué hará exactamente el nuevo mandatario, además de hablar hasta por los codos, es un asunto sinsentido. Estamos ante el señor incertidumbre.