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Bob Dylan, que no acudirá a recoger el Premio Nobel de Literatura, acaba de publicar, por primera vez de forma completa, su inmensa colección de letras en un volumen que abarca 50 años de algunos de los textos más influyentes de la música moderna.
“Muchas de sus canciones siguen vivas cuando se leen sin música”, afirma el periodista Diego A. Manrique en el prólogo escrito para Letras Completas. 1962-2012, un libro de casi mil 300 páginas que actualiza anteriores ediciones de los textos de Dylan publicados en su lengua original y su correspondiente traducción al español.
La edición de Malpaso llega hasta los últimos textos del autor estadounidense, que corresponden a Tempest (2012), su más reciente álbum con canciones originales -los dos últimos discos de Dylan son de versiones-.
La publicación de Letras Completas, que contiene notas explicativas de los discos a los que corresponden las canciones y el proceso de creación de los temas, ha sido revisada por el mismísimo Dylan, quien estos días anuncia en su web el lanzamiento de The Lyrics, el libro que reúne sus letras en su lengua original.
La llegada a las librerías de Letras Completas coincide con el debate sobre la concesión del Nobel de Literatura -galardón que no irá a recoger a Estocolmo el próximo día 10- a este “profeta, juglar, predicador, truhán”, según la descripción que Manrique le aplica en el título de su prólogo del libro.
Las “obras completas” permiten seguir la sombra de su escurridizo autor a través de medio siglo de continuas transformaciones a través del folk, el rock psicodélico, el country, su conversión religioso y su eterno regreso al blues.
Desde Talkin’ New York, inspirada en su maestro Woody Guthrie y que abría su álbum homónimo de 1962, hasta Roll On John, el tema dedicado a John Lennon que cierra Tempest.
Algunas de estas letras son himnos del siglo XX (Masters of war, Blowin’ in the wind); otras (como la que da título a su último disco de temas originales) proponen viajes tan interminables como las giras de conciertos que su autor encadena desde hace años por todo el mundo y en los que apenas dirige la palabra a su público.
Esa ausencia de comunicación verbal ha empujado a través de los años a muchos de sus seguidores a buscar claves de la escurridiza personalidad de Dylan en sus letras, nada sencillas de comprender en una primera escucha.
Son textos en los que abundan frases hechas, alusiones y jergas. Un trabajo complicado para Miquel Izquierdo, José Moreno y Bernardo Domínguez Reyes, autores de la traducción al español de este volumen.
Y muchas citas de la Biblia que Dylan consideró en una ocasión, al responder a una encuesta de literatura, el libro más infravalorado y el más sobrevalorado de la historia a la vez, según recuerda Manrique.
Aunque fueron concebidas como canciones y permanecen ancladas a músicas de algunos de los temas más célebres del último medio siglo -nadie puede concebir Like a Rolling Stone sin su música-, los textos de Dylan ordenados cronológicamente funcionan como lectura de una singular obra lírica.
Esta es, sin duda, la obra fundamental del último Nobel de Literatura, que tiene publicados otros dos libros: la delirante colección de textos Tarántula (1968) y Crónicas I (2005), la primera parte de sus -por ahora- inconclusas memorias.