No
Pretender que el Libertador tuviera sangre negra es desconocer la historia. Desde 1600, la división en clases marcaba profundamente a la sociedad. Los mestizos no tenían acceso a las órdenes religiosas, a la universidad, a los empleos públicos ni a los cargos militares de carrera. En ocasiones, a los mestizos no se les permitía usar ropa de seda, oro, perlas, sombrillas o mantos; no podían tener indios a su servicio, ni usar alfombras o reclinatorios en los templos.
Sin embargo, no bastaba con tener la piel blanca, había que demostrar la “raza” mediante el complejo proceso llamado “limpieza de sangre” ante la Real Audiencia, para asegurar que se era puro. Las mezclas de indígena y español eventualmente producirían un español, si se seguía introduciendo “sangre blanca”. Sin embargo, el blanqueamiento no se aceptaba para la “raza” negra porque se pensaba que independientemente de las generaciones de blancos, si se tenía un abuelo o bisabuelo negro, los rasgos negros volverían a salir, tarde o temprano en la persona (salto atrás).
Según acusación falsa, Simón Bolívar tenía 6.25 por ciento de sangre negra, es decir, era requinterón de mulato, pues según la imputación, su bisabuela, María Josefa Marín de Narváez, era hija ilegítima de Francisco Marín de Narváez y de la “negra de calidad” Lorenza María. En realidad, la Marín sí era hija natural, pero de madre blanca, no de la negra Lorenza. La negra Lorenza María fue esposa (en artículo mortis) de un tío abuelo de Bolívar, de allí viene la confusión. El engorroso caso se conoció como “el nudo de la Marín”
Más que por razones de raza, los esfuerzos se hacían para mantener u obtener los privilegios políticos y económicos que el estrato ofrecía. La adolescencia de Francisco de Miranda por ejemplo, fue marcada por la animadversión que los mantuanos tenían contra su padre quien era canario (blancos de orilla), por ser éste comerciante, ocupación que, según ellos, lo inhabilitaba para desempeñar el cargo de capitán en la Milicia de Blancos.
Con las intrigas que existían en esos tiempos, sí Bolívar hubiera tenido una pizca de sangre negra, de alguna manera lo hubiesen descubierto y no hubiera llegado ni siquiera al grado de sargento. Que oiga quien tiene oídos…