Su ambigüedad, tiene un fundamento basado en la doctrina enajenaría del revolucionario de la desesperación del siglo XlX, Karl Marx, quien trascendió como espectro diabólico en el sistema nazi y el fascismo de Mussolini
El discurso de Bolsonaro en su toma de posesión, es un razonamiento veraz, el enemigo -el comunismo o Socialismo- está siempre solapado, atrincherado, su mejor arma es la propaganda, la cual maneja con gran precisión, saca del discurso embustero el máximo de ventajas en contra de sus opositores; la derecha democrática. Su ambigüedad, tiene un fundamento basado en la doctrina enajenaría del revolucionario de la desesperación del siglo XlX, Karl Marx, quien trascendió como espectro diabólico en el sistema nazi y el fascismo de Mussolini.
Luego, -¿atacados con el síndrome de Estocolmo?-, los más afectados por la violencia nazi, los comunistas (soviéticos), adoptaron, como patrón ideológico el despotismo del proletariado del “Manifiesto comunista” de Marx y Engels, que no es más que la mimesis del despotismo ilustrado de las monarquías europeas, orientales y occidentales, siglos XV y XIX, incluyendo sus terroríficos feudalismos.
Sale de sus trincheras cuando está seguro de los pasos, bien estudiados que va a dar, como por ejemplo el proselitismo, propaganda en los sectores más ignorantes e incapacitados de la población hacia la indigencia y el desposeído; donde suelta sus tentáculos para atraparles antes que cobijarles; hacerles carne de cañón; chivos expiatorios; mercenarios y criminales; utilizando el sofisma y la falacia y engañar al populacho (según Hanna Arendt) y ponerle en contra del otro sector popular, la clase que produce, la clase media, pues su aspiración -con el engaño- es conseguir el apoyo de la clase vil, siempre numerosa, obtener el poder y mantenerle permanentemente, bien sea con la violencia, la anarquía o con elecciones fraudulentas, manejadas y usurpadas por sus camarillas, y opuesto totalmente a la idea bolivariana de despreciar la permanencia del poder en las manos de un solo hombre. (Angostura 15/02/1819).
Bolsonaro tuvo razón, aunque no lo haya dicho Tomás Moro, Campanella y muchos otros utópicos del comunismo, quienes no pensaron en desarrollar un sistema que adoctrinara las universidades, y las redistribuyera; diera ayuda al más pobre; en lugar de dar empleo y dar dignidad ataca a la prensa comprada con fondos públicos, y diera el dinero de la corrupción para ellos, al populacho y al Partido para mantener el poder y esclavizar al pueblo, pero Marx, Vladimir Ulianov (Lenin), Hitler, Fidel Castro, Pol Pot, Hugo Chávez y otros más, sí.