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Jonathan Albaladejo fue un caso particular en la temporada del béisbol invernal venezolano el año pasado. En un circuito donde vio acción más de un centenar de peloteros extranjeros, él fue el único puertorriqueño en formar filas con algún equipo de la LVBP. Hoy, circunstancias desafortunadas han hecho que eso sea muy distinto y el derecho es ahora el integrante más experimentado en un grupo que pasa de la decena.
La doble tragedia natural que asoló Puerto Rico es responsable de que las cosas hayan variado este año para los gerentes del torneo venezolano, acostumbrados a contratar agentes libres procedentes de la República Dominicana y jugadores de Ligas Menores nacidos en Curazao, Colombia, Canadá y los Estados Unidos.
Los ocho clubes que ven acción en la tierra de Luis Aparicio han encontrado una veta inesperada en la Isla del Encanto y tratan de aprovecharla. Pero es una situación compleja, porque aquellos que llegan mantienen su cabeza y el corazón en su tierra natal.
“Es un poco difícil”, reconoce Efraín Nieves, lanzador que hace 12 meses defendía los colores de los Tiburones de Aguadilla y hoy viste la camisa de los Leones del Caracas. “Uno tiene que mantener la calma, pero pensando siempre en la familia, los amigos, y si están pasando necesidades”.
Los huracanes Irma y María devastaron Borinquen y otras ínsulas caribeñas entre agosto y septiembre. Hubo decenas de muertes, miles de personas damnificadas y centenares de miles de habitantes quedaron durante semanas sin los servicios mínimos.
“Mi esposa y mi hija estaban conmigo en Estados Unidos, pero fue devastador”, señaló Rey Navarro, quien por estas fechas debería estar reforzando a los Criollos de Caguas y en cambio actúa como importado de los Tigres de Aragua. “Mi mamá y mis hermanos sí estaban allá y fue difícil, porque las comunicaciones se afectaron. Fue devastador, aunque gracias a Dios todo pasó. Tienen salud y un techo”.
La Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente, como muchas otras actividades, debió ajustarse a la nueva realidad. Mientras los ciudadanos boricuas van retomando su vida normal, reconstruyen lo destruido y reestablecen los servicios, los equipos acordaron disputar un torneo reducido al mínimo, a partir del 6 de enero. En menos de un mes, decidirán al campeón.
Esta es la segunda oleada de puertorriqueños en la pelota venezolana. Otro tanto ocurrió en la justa 2007-2008, coincidiendo con la cancelación de aquella edición de la liga en la Isla del Encanto por dificultades de sus divisas. Albaladejo es el único sobreviviente entre los 16 que entonces cruzaron el mar para jugar en Suramérica y hasta ahora le ha ido mal: comenzó diciembre como líder en victorias en su novena y colíder del circuito.