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Cabimas arriba a 258 años de fundación y el tiempo y la desidia gubernamental carcomen la calidad de vida de sus habitantes. Los vecinos, afectados por la crisis en los servicios públicos, inseguridad, escasez de alimentos, calles intransitables y semáforos inoperativos claman que en este nuevo aniversario a esta ciudad petrolera le regalen un nuevo rostro.
Alcides García, de la urbanización Los Lauleres en la parroquia Germán Ríos Linares, asegura que en el sector donde habita tiene más de seis años conviviendo con las aguas negras. “Están en todo el frente de mi casa. Los malos olores, los zancudos y las enfermedades son comunes, distinto es que algún día se apiaden y reparen el colector dañado”.
Esta situación se repite en las avenidas 31, 32, 33 y 34 de la parroquia San Benito. También en la H, lugar que se convirtió en un pozo séptico horizontal que no solo afecta a los vecinos, sino además, a los alumnos de una escuela pública y a los comerciantes de la zona. En época de lluvias la situación empeora en cuestión de segundos.
“La carretera H en la mañana está seca. Es suficiente que lleguen las 12.00 del mediodía para que comiencen a empozarse las aguas negras, de punta a punta. Todos los gobernantes saben que esta situación persiste desde hace muchos años y nadie hace nada por solucionar”, dijo García.
Danny Pérez, chofer desde hace cinco años de la línea Nuevas Cabimas, comenta que la vialidad es pésima. “Esta situación nos afecta por todos lados. Esquivar un hueco nos retrasa el recorrido y de paso nos daña los cauchos y piezas de los vehículos, que hoy en día están costosos”.
Para apagar la velita
Yilberth Castañeda, vicepresidente de la Cámara Municipal de Cabimas, informó que este año se hará entrega del reconocimiento Patrimonio Cultural de Cabimas a personas que trabajan como pregoneros y choferes del transporte público, por ser ejemplos de constancia y trabajo. También se realizan actividades de distracción en la avenida Universidad con la participación de grupos gaiteros.