Caen dos piratas del Lago en La Cañada

Foto: Archivo

En el sector La Ensenada, avenida 1 General Rafael Urdaneta, de la parroquia Chiquinquirá, liquidaron a “Orlando Vejiga” en horas del mediodía. Se desplazaba en una moto UMDSR 200, negra, placa AA1M89E. Le dieron la voz de alto, pero huyó

Dos enfrentamientos. Dos delincuentes caídos que se suman al historial de ultimados por la Policía en un municipio donde el crimen organizado se mantiene rampante.

Dos operativos de la División de Inteligencia y Estrategia Preventivas (Diep) de la Policía regional acabaron, el pasado martes, con el asedio de Orlando Segundo Parra (47), alias “Orlando Vejiga”, y Juan Carlos Sallas (40), alias el “Robacuna”.

En el sector La Ensenada, avenida 1 General Rafael Urdaneta, de la parroquia Chiquinquirá, liquidaron a “Orlando Vejiga” en horas del mediodía. Se desplazaba en una moto UMDSR 200, negra, placa AA1M89E. Le dieron la voz de alto, pero huyó. 

Durante una persecución perdió el control del volante y a tratar de esquivar a los funcionarios lo balearon. Fue trasladado al Hospital I La Concepción, pero ingresó sin signos vitales.

Sobre Orlando pesaba una investigación por el delito de extorsión y cobros de vacunas. La Policía regional presume que era un “pirata del Lago”, cuya actividad es extorsionar a los pescadores del Lago de Maracaibo.

También presentaba antecedentes por el delito de porte ilícito de arma de fuego, según reveló el expediente policial G171540. El Juzgado 1.° de Control de Táchira lo solicitaba ante la instancia judicial desde el 17 de octubre de 2013. Le imputaban el delito de homicidio intencional con exceso en la defensa por su presunta implicación en el asesinato de Evert Enrique Parra, el 5 de agosto de 2000, en el sector Palmarejo Nuevo, municipio La Cañada de Urdaneta.

Unas horas más tarde, ultimaron al “Robacuna” en la vía a Barranquita, sector El Curarire de la parroquia Potrerito. Una comisión policial vio al maleante mientras huía del lugar y empezaron a seguirlo.

Se resistió a ser apresado. Desenfundó su escopetín calibre .410 y disparó contra los funcionarios. También pereció en el Hospital I de La Concepción.

Según unos funcionarios, Sallas formaba parte de una banda de los “piratas del Lago”. Se dedicaba a robar motores y lanchas. Les cobraba vacunas y extorsionaba a los pescadores. También cometía sicariato.

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