
Ricardo
Las caravanas de turistas que recorrían cerca de 80 kilómetros desde Maracaibo a Caimare Chico desaparecieron. Las horas interminables en los puntos de control militar, policial y la inseguridad frenan la recuperación de la fuente de ingresos económicos que aprovechaban las familias de la Guajira cada fin de semana.
“Son cuatro horas en cola, en seis alcabalas. Con eso le quitan la felicidad al maracucho de echarse un baño en Caimare Chico. Nosotros convivíamos, las familias venían porque era menos costos que ir a Tucacas (en Falcón) y venían a la Guajira a disfrutar”, recuerda Ricardo Fernández, diputado indígena de la AN.
Lamenta la caída del turismo y cómo una fuente de trabajo propuesta con el Complejo Turístico de Caimare Chico “está destruida”, donde se levantaron cerca de 27 cabañas de 76 estimadas en el proyecto financiado por el Gobierno, están desgastadas, inundadas de arena y destrozos. Las estructuras que en 2010 albergaron a damnificados por la vaguada parecen un pueblo desolado, desértico. En 2012 todavía vivían 44 familias.
Tras la llegada del general Néstor Reverol a la presidencia de Corpozulia, se anunció la recuperación y rehabilitación para dar uso al complejo. Se asomó el trámite legal para el traspaso del comodato del balneario fijado entre la Alcaldía de Guajira y la corporación.
El diputado Fernández insta a devolver a los indígenas los espacios para el desarrollo económico. Recuerda que en la “Guajira hay demasiada necesidad. Hay un pueblo reprimido, humillado y maltratado”.
Recuerda que el contrabando se volvió como “única” fuente de empleo. “No hay otra cosa que hacer” porque no se impulsan planes de sustitución. “Vemos cómo están las escuelas destruidas, mientras los niños están chupando gasolina para comprar o vender”.
El complejo, bajo cuidado del viento fuerte de las olas del Lago, exhibe áreas de esparcimiento construidas con materiales de calidad. Tiene un restaurante, bohíos externos, cabañas, baños, salón de usos múltiples con pisos de lozas y techos de madera fina resistente a los embates del salitre que provienen del mar Caribe.
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