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Con las recientes decisiones sobre las fronteras del Táchira y Zulia, el Gobierno nacional demuestra encontrarse incapacitado para comprender lo que está ocurriendo, y en consecuencia tomar las medidas que ataquen las causas que han generado esta grave crisis. Tenemos la impresión de que los intereses creados alrededor del oficialismo, junto a la excusa ideológica para responsabilizar a otros sectores de las culpas del Gobierno, junto a los negociados relacionados con el dólar preferencial y las importaciones contrarias a la producción nacional, tienen al gobierno al servicio de esos intereses y no del bienestar nacional.
No tiene otra explicación el hecho de que el Gobierno no comprenda que el contrabando y el bachaqueo son hijos legítimos del fracaso del modelo económico que han tratado de imponer en Venezuela, junto a la corrupción de los funcionarios civiles y militares que en la frontera se convirtieron en cómplices y hasta socios de los contrabandistas. Si hicieran un análisis objetivo, se dieran cuenta de que la destrucción de la capacidad adquisitiva de nuestra moneda causada por las políticas cambiarias y monetarias oficiales, al lado de una regulación de precios que no toma en cuenta la devaluación del bolívar, es la razón por la cual los precios de nuestros productos son muy atractivos para los que tienen pesos colombianos o dólares.
En otras épocas, los venezolanos pasaban la frontera para comprar en Colombia porque el bolívar era muy fuerte frente al peso colombiano. Pero este modelo le quitó tres ceros a nuestra moneda, lo bautizó como el “bolívar fuerte” y resulta que no vale nada, y por eso los precios en bolívares están muy altos, pero sin desconocer la especulación, lo que pasa es que el Banco Central de Venezuela dentro de este modelo económico ha perdido su autonomía, y en vez de proteger el valor adquisitivo de nuestra moneda, se ha dedicado a ejecutar una política monetaria al servicio de los intereses políticos del Ejecutivo nacional, y en consecuencia, se ha convertido en una imprenta de billetes sin respaldo, lo cual empobrece al venezolano que trabaja, que cobra su salario en bolívares pero tiene los precios dolarizados. A estas alturas el cambio político es indetenible y el próximo 6-D será el inicio de su precipitación.