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Venezuela sigue en un profundo proceso de descomposición. Las calles se llenan de gente pidiendo comida o hurgando de la basura. En las casas se come una o dos veces y en ocasiones no se come. El hambre se profundiza en las escuelas donde desde el 16 de julio el gobernador Arias Cárdenas permitió la fusión de los programas escolares alimentarios nacional y estatal. Recojo un solo caso de una escuela del municipio San Francisco en la que el menú en 2011 era balanceado y hoy se reduce a la ingesta de “nutrichicha” lo que ha generado más deserción escolar.
El deterioro sigue creciendo en materia de medicinas. Miles de familias ven morir a sus seres queridos por la única razón de que no cuentan con el tratamiento adecuado. Así que hambre y ausencia de medicinas son causa de muerte.
Y no menos grave es la situación de inseguridad. La masacre de Barlovento es una muestra más de lo que hemos denunciado. Las políticas de seguridad no pueden estar provistas de decisiones represivas aleatorias que hacen que justos o pecadores sean asesinados sin fórmula de juicio y, en muchos casos, con enfrentamientos fingidos. Cuando un Gobierno se convierte en represor indiscriminado, está asumiendo que su política de seguridad no sirve para nada. Todo esto enmarcado en la crisis desproporcionada de este nefasto Gobierno.
No existe la más remota posibilidad de que la “gestión” de Maduro aplique los correctivos que en materia económica deben tomarse de inmediato y se produzca un cambio. Al paso que vamos, el dólar llegará a decenas de miles de bolívares, mientras el Gobierno seguirá culpando a una página web. Por esa razón, se hace imperativo un cambio urgente de Gobierno. Es el cambio electoral o la profundización del caos.
La mesa de diálogo ha producido acuerdos parciales que han sido cumplidos por la Unidad Democrática e irrespetados por el Gobierno y el PSUV. El próximo 6 de diciembre se realizará la nueva reunión de la mesa, moderada por la Iglesia católica. Allí el Gobierno y su partido tendrán que explicar por qué no se ha abierto el canal humanitario de medicinas y alimentos, no se ha producido el respeto a la Asamblea Nacional, no se han fijado las elecciones en Amazonas, no se ha producido la designación de un equilibrado CNE. Pero además, tendrá que discutir la solución electoral. El Gobierno debe entender que su permanencia en el poder, en estas circunstancias, es profundamente letal para el país entero, incluyendo a su minoritaria base de apoyo. El país prefiere el cambio antes que el caos.