La clase media está desesperanzada, desarticulada, y quienes están en el Poder apuestan a que históricamente esta clase social no es la que “tumba” gobiernos
En procesos de altas inflaciones la llamada clase media se encuentra atrapada, entre no poder ajustar sus ingresos vía aumento de precios, como hacen los empresarios, y no ser la población más vulnerable que recibe ayudas especiales. Esta población se encuentra completamente desasistida. Trabajos profesionales y técnicos, tener un horario laboral, los beneficios sociales, y otros tantos elementos de la vida relativamente tranquila de la clase media son destruidos por la vorágine de los precios y su consecuente incertidumbre.
Aunque parece poco probable que el caos económico, y particularmente la alta inflación, respondan a una política intencional del Gobierno de sumir al país en su peor crisis de la historia postindependentista, lo cierto es que la consecuencia social le beneficia. Debilitada la principal clase social, y base política fundamental de la llamada oposición, está una clase pudiente, que independientemente de sus preferencias políticas se benefició de varios años de altos precios del petróleo. Pero en todo caso, quienes pertenecen a las clases sociales con mayores recursos, sin duda podrán afrontar la crisis, e inclusive se podrán preparar para cuando vengan tiempos mejores.
Finalmente están las clases de menores ingresos, base sobre la que se construyó el proyecto político que hoy tanto daño le hace al país. Este grupo de la población, que en muchos casos también vive de un salario, ha sido la principal víctima del caos económico del país.
¿Cómo beneficia todo esto al Gobierno? Las clases de mayores ingresos suelen negociar, buscando alinear intereses, y al ser pocos, el Ejecutivo puede controlarlos relativamente fácil. La clase media está desesperanzada, desarticulada, y quienes están en el poder apuestan a que históricamente esta clase social no es la que “tumba” gobiernos. Finalmente están las millones de personas que se encuentran en los estratos socioeconómicos de menores ingresos y es a ellos a quienes les teme el Gobierno.
Quienes aspiran a un cambio político deben lograr volver a articular a la clase media, y a esas millones de personas que en silencio buscan algo en qué creer, y para ello estructuras fundamentalmente de clase media como la MUD son insuficientes, se requiere una articulación mucho más heterogénea y amplia. Tal vez no dejar que se olvide que en Venezuela la mayoría quiere un cambio y, más importante aún, desea ser parte de la reconstrucción de un país que sin duda saldrá adelante.
diciembre 5, 2024
