Líderes de la talla de Mandela, Madre Teresa de Calcuta y Madre Francisca, jamás se rindieron y sin ir tan lejos un joven político venezolano Enrique Capriles nunca ha perdido la fe y con principios democráticos de libertad, paz, lucha, constancia justicia y valentía
Caminando apresurada por entre los añejos árboles que cobijan la larga avenida de la Facultad de Humanidades de LUZ de regreso de un veredicto académico, fugaz, cruel, premeditado con alevosía y cinismo, tal cual CNE con Tibisay Lucena y demás damiselas incorporadas, reflexiono y digo: esta realidad trágica y desesperanzadora con personajes desfasados e intranscendentes jamás puede disminuirnos ni menguarnos. Líderes de la talla de Mandela, Madre Teresa de Calcuta y Madre Francisca, jamás se rindieron y sin ir tan lejos un joven político venezolano Enrique Capriles nunca ha perdido la fe y con principios democráticos de libertad, paz, lucha, constancia justicia y valentía, ha logrado embestir y superar tanto atropello desbordado y anárquico de este régimen autoritario y despótico que ha arrojado al país por la insensatez y la irresponsabilidad.
Llegando casi a la salida de la ciudad universitaria cada vez más deteriorada en su estructura física, así como áreas verdes y esparcimiento, el monte casi me alcanza y la hojarasca seca y agotada cubre un suelo estéril, amarillento y envejecido, reflejando abandono, desidia e indiferencia, trato de no menguarme, reclamando fortaleza, entendimiento y sensatez intelectual con mucha firmeza, asumo que cualquier situación personal por severa que sea no se compara con la desilusión y brutalidad que atraviesa nuestra nación, que luego de transitar la riqueza petrolera más espectacular de todos los tiempos, estemos en la ruina con la debacle económica más impresionante de América Latina, comiendo de la basura, elevada mortalidad infantil, inseguridad desproporcionada, resurgimiento de enfermedades atípicas, sufrimiento y muerte permanente.
Tomo el primer autobús destartalado y achacoso, viene repleto de ciudadanos merecedores de una vida mejor, este gran vagón rodante va vía a la Universidad privada donde laboro con fervor científico y pasión comunicativa, el ánimo se eleva y contagia al constatar que soy parte de mucha gente de siete millones y más de venezolanos, que a pesar de las adversidades presentes cree en las oportunidades, que al igual que Capriles estamos convencido de la necesidad de fracturar este sistema obsoleto de un Socialismo del siglo XXI, trasnochado e incompetente. Necesitamos con urgencia una mejor conducción política del país y su indetenible progreso.