“Casa” de Betulio González se cae a pedazos

Consumo de drogas, atracos, miedo, silencio y maleza son algunos de los flagelos que vive el otrora recinto deportivo y que se encargan de suprimir cualquier recuerdo de felicidad y gloria. La estructura arruinada de lo que fue un cuadrilátero, hurto de gradas y animales muertos son los únicos elementos que matizan el paisaje desolador

Ángel corre descalzo por las arenosas calles del barrio Betulio González, ubicado en el municipio San Francisco. El lugar donde solía pasar junto a sus amigos largos ratos de diversión y esparcimiento quedaron en el pasado. Excremento, orina y vidrios regados por doquier se encargan de alejar a cualquiera que se disponga a poner un pie sobre él.

En un pasado no muy lejano, según residentes del sector unos 6 o 7 años, la cancha de usos múltiples que incluye el gimnasio Betulio González era un lugar ideal para el desarrollo del deporte y sus gradas repletas, daban vida a disciplinas como el boxeo, voleibol y fútbol sala que servían como escape para jóvenes de distintos sectores y permitía a más de un niño o adolescente soñar con un futuro alejado de los vicios, la violencia y las drogas.

En la década de los 70 fue inaugurado el coloso deportivo que en sus años mozos albergó peleas de exhibición del mismísimo tricampeón mundial. Betulio González rememora aquellos años que asegura que fueron estupendos y muy bonitos. “Antes venía mucha gente e incluso aquí se formaron púgiles que fueron a juegos centroamericanos. Ya no viene nadie. Todo quedó en el pasado, incluso el espíritu”.

Triste realidad

José Urdaneta tiene más de una década en la barriada, y junto a sus amigos ha sido testigo del deterioro drástico y paulatino que muestra la fachada y las entrañas del recinto. “Antes venía gente de todo San Francisco e incluso de Maracaibo. Jugábamos hasta tarde y muchos dejaban las andanzas por venirse para acá”.

Huecos sin aire, mugre, pisos destruidos, postes sin luz, la estructura arruinada de lo que fue un cuadrilátero, hurto de gradas y animales muertos son los únicos elementos que matizan el paisaje desolador.

Vecinos que decidieron no identificarse por temor a represalias, aseguran que del lugar se robaron todo el sistema de cableado y que delincuentes consumen droga y atracan tanto a sus alrededores como dentro del espacio. Del último cariñito que recibió toda su estructura ya pasaron más de seis años y las gradas nuevas, pisos de granzón, sistema de iluminación, arquerías, aros, refracción del cuadrilátero, dotación de implementos deportivos, acondicionamiento de baños y salón de preparación quedaron en el pasado, al igual que las glorias que encarnó el hombre que en algún momento fue toda una sensación.

De los trabajos futuros que permitan darle vida al lugar se sabe poco. Según Betulio, existe un proyecto para retomar la vigorosidad del pasado y levantar las disciplinas que alguna vez se practicaron. Los habitantes del sector, al igual que todos aquellos que anhelan un espacio acorde para realizar lo que tanto les gusta, piden a gritos una solución a la tétrica situación. Hasta ahora la “casa de Betulio” se cae a pedazos, y él aún no ha dado el último K.O. 

 

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