La estructura, con más de 50 años de antigüedad, se le está cayendo a pedazos a la sexagenaria que se sustenta remendando ropa ajena
Cansada y engañada. Así dice sentirse Nelly Contreras, habitante del 18 de Octubre, cada vez que mira el techo de su casa. La estructura, con más de 50 años de antigüedad, se le está cayendo a pedazos a la sexagenaria que se sustenta remendando ropa ajena. Recostada a su máquina de coser, Nelly señala cómo los trozos de placa prefabricada han dejado desnudo el techo del que ha sido su hogar durante toda su vida.
Las tres habitaciones, la cocina, los baños y la sala filtran el agua de lluvia. Un aproximado de 30 potes debe distribuir la mujer debajo de las goteras cada vez que llueve, aunque reconoce que no sirve de nada porque cada vez las filtraciones son más grandes y “escampa más rápido afuera que adentro”.
Hace 40 años un incendio consumió gran parte de la casa. Nelly vive en la parte que se salvó de las llamas. En varias oportunidades ha solicitado la ayuda del gobernador del estado para que la Misión Vivienda atienda su caso. Asegura: “Siempre me engañan. Vienen, inspeccionan, dicen que van a volver o que me van a llamar y no me ayudan”.
Entre lágrimas, la sexagenaria pidió ayuda. “No puede ser que nadie me ayude, yo no tengo cómo reparar mi casita, sino no molestaría a nadie. Al gobernador le digo que no juegue con la gente, que me ayude de verdad”.