La deficiencia en el despacho de carburantes se registra desde el martes en las surtidoras. El mes pasado se reportó retraso en los pedidos y cupos autorizados a las bombas
Estaciones de servicio de gasolina al norte de Maracaibo tienen 24 horas sin despacho de combustible. La escasez obligó el cierre de las islas de surtido. Ayer se reportó en la mañana que las bombas de San Jacinto, Caribe, Canchancha, La Pícola, Cecilio Acosta y Doble R estaban sin inventarios de 91 y 95 octanos.
Desde la estación Buenos Aires, en Bella Vista, Miguel Villasmil, conductor, reclamó el recorrido por “varias” gasolineras automatizadas sin poder cargar su camioneta. “Esta es la única que está abierta”, aseguró afanado por abastecerse para retornar al trabajo; mientras su compañero de labores le exigía acelerar el movimiento a las máquinas para la lectura del TAG y abasto.
La deficiencia en el despacho de carburantes se registra desde el martes en las surtidoras. Blanca Urdaneta, ama de casa convertida en taxista informal, señaló que llenar el tanque de su vehículo se complicó desde ese día. “Todos los días se ven colas en las que sí están abiertas”.
Ayer al mediodía logró recuperar la tranquilidad y retornar al transporte para obtener ingresos para su hogar. “Desde el martes no pude salir. No tenía cupo, no había gasolina”, lamentó al afirmar los obstáculos para trabajar con restricciones impuesta con la Tarjeta de Abastecimiento de Gasolina.
Erwin Rodríguez, trabajador, se resignó a “hacer siempre colas por todo” en el país azotado por la escasez de bienes y servicios. Desde una formación calurosa y movida, cuestionó que “todo el tiempo y por todo hay colas”.
Los trabajadores de las estaciones también se escuchaban resignados. “Estamos esperando que llegue hoy gasolina. No sabemos qué pasa”, soltó Larry Pirela, desde Doble R. “Hoy tiene que llegar. Estamos cerrados porque no hay gasolina. Debe llegar un camión”, lanzó sentado en la acera un bombero en Cecilio Acosta.
En Maracaibo hay más de 90 estaciones de servicio que dependen del despacho de PDVSA. Desde la planta Ana María Campos, llenadero de Bajo Grande, se distribuye la carga hacia las empresas intervenidas por la estatal petrolera que muestra robos de bienes y pérdidas en la producción por múltiples causas, entre ellas por fallas eléctricas.
El mes pasado se reportó retraso en los pedidos y cupos autorizados a las bombas. Las gandolas retardaron las recepciones a 10 gasolineras de la ciudad, lo que ocasionó el cierre temporal y colas de más de dos horas.