A Carlos Alfonso Vento (40) lo atropelló un camión a solo 200 metros de su casa. Los vecinos de El Samide aseguran que estaba ebrio en el momento del accidente. El cuerpo de Carlos quedó destrozado debajo de las ruedas del camión. El alcohol, la oscuridad de la noche y la lluvia jugaron en su contra
Los vecinos del barrio El Samide, parroquia Antonio Borjas Romero, quedaron horrorizados la noche de ayer cuando observaron el cuerpo de Carlos Alfonso Vento, de 40 años, entre las ruedas de un camión cisterna. La víctima intentaba atravesar la avenida principal para comprar unos cigarrillos, pero nunca pudo llegar al otro lado porque el vehículo lo embistió dejándolo muerto en el sitio.
En las afueras de la morgue forense, Fredy José Vento, padre de Carlos, estaba desconcertado, no podía creer que su hijo había muerto de forma tan cruel. Eran las 7.30 de la noche cuando Vento subió a su camioneta rumbo a la calle 138 del barrio El Samide en busca de una caja de cigarros que usualmente compraba en la misma bodega; al llegar estacionó el vehículo, se bajó, cerró la puerta detrás de sí, pero al atravesar la avenida un camión lo arrolló.
Héctor Suárez, conductor de la cisterna, al sentir el estrépito decidió detenerse, pensó que había soltado un caucho, la sorpresa no pudo ser mayor. Ahí, debajo de una rueda yacía Carlos sobre un charco de sangre, su rostro estaba irreconocible. Ante la escena, gritó desesperado por ayuda, mujeres, hombres y niños comenzaron a salir de las casas adyacentes para saber lo que había ocurrido.
El nerviosismo lo invadió, temblaba de pies a cabeza, simplemente no podía dejarlo tendido en el pavimento, minutos después de tranquilizarse procedió a levantarlo con la ayuda de la comunidad, luego lo embarcaron en la camioneta con destino al ambulatorio urbano III Kléver Ramírez Rojas, donde llegó sin signos vitales.
Édwin Jiménez Berbecí, hermano de Héctor, comentó que todo se había tratado de un lamentable accidente: "Mi hermano nunca tuvo la intención de atropellarlo, ese señor venía caminando, se tropezó y cayó en la avenida. Cómo lo podía ver, si estaba en el suelo", más tarde agregó que su familia le daría la cara a los parientes del occiso y buscarían la forma de cubrir los gastos del entierro.
El conductor del camión no iba en exceso de velocidad, tampoco se encontraba en estado de ebriedad, venía manejando junto a su hijo, de dos años, y un bebé de nueve meses de nacido, detalló Édwin, quien además apuntó que "su hijo quedó traumatizado cuando vio el cuerpo destrozado de la víctima, no pudo dormir anoche. Culpa a su papá, dice que es un asesino".