sábado, diciembre 14, 2024
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CLAP deja por fuera a quienes no tienen para pagar la comida

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Plan de distribución de alimentos llega “inestable” por improvisación en objetivos y fallas en seguridad de la colocación. Un aniversario en medio de deudas sociales y restricciones para las familias en pobreza extrema

Extrañan Mercal. Las familias en extrema pobreza “pasan hambre, necesidades”. Recuerdan que el Mercado de Alimentos, subsidiado por el Gobierno, era el punto de concentración del ama de casa, que con cinco mil bolívares compraba suficientes alimentos en los módulos tipo I del oeste de Maracaibo.

Ahora, con la transformación desde hace un año a los Comités Local de Abastecimiento y Producción, en el que se asegura hay un censo social para responder a las condiciones de los hogares “vulnerables” y producir alimentos para la población, la distribución es “limitada”. 

“No llegan”, asegura Cecilia Morillo, vecina de Brisas de Morichal, en la parroquia Francisco Eugenio Bustamante. “Y el que no tiene plata para comprar el CLAP se queda por fuera, como las guayaberas”, lamenta Jonny Cambar, desde el barrio San Juan, en Ildefonso Vázquez. 

La única venta de la bolsa en Brisas del Morichal se reportó “en diciembre”, luego de entregar datos socioeconómicos al consejo comunal y promesas vacilantes de que “esta semana viene, si no la otra”, agrega Doraly González, madre de seis niños que se apura a buscar los 10 mil 500 bolívares ante la alarma probable de que “esta semana sí hay CLAP”.  

Dos meses sin venta también tienen los habitantes de San Juan, critica Jonny Cambar. En La parroquia Venancio Pulgar “hay familias que no tienen la manera para comprar una caja CLAP”. La ayuda social con donaciones de alimentos desapareció, así como las jornadas de productos a precios bajos. Y es que “desde hace dos años atrás el Mercal ya no está”.

José Andrade, habitante de Etnia Guajira, comunidad vecina de San Juan, asegura sentirse olvidado. “Desde noviembre aquí no llega”, susurra rechazando que en barrios de la parroquia “si no tienes la plata no te la dan. Aquí no hay beneficio de nada”. Parece una venta cerrada porque “cuando llegó (la bolsa) muchos querían, (pero) tenían tres mil bolívares y eso no les daba”, precisa Jonny Cambar.  

“Inestable”

La restricción es parte de la improvisación de un programa del que “no se saben los objetivos y es esporádico. No sabe cuándo llegará”, además se descartan familias residentes en edificios bajo “condición de necesidad”, analiza Raima Rujano, especialista en Trabajo Social. 

Los CLAP tienen un fin determinado: Alimentos a familias pobres a través de dinero en efectivo, sin opción de otra modalidad, aun. El desenvolvimiento de la colocación depende de los ingresos familiares. Variable, “inestable y sin planificación” en estos años de crisis económica, recalca Rujano acentuando que “la caja no dura para un mes o para el tiempo de espera de la próxima”, lo que desvirtúa la atención inmediata.

El contenido de la caja tampoco cubre la alimentación de un hogar numeroso. Los casi 12 kilos en pasta, arroz, leche en polvo, aceite, atún, caraotas, salsas, harina de maíz, llegan quincenales, mensuales y hasta bimensuales “y eso se lo puede comer en un día una sola familia”. Hay núcleos que lo integran hasta 12 personas, advierte Rujano.

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Contraloría

Este 12 de marzo es el Día Nacional de los CLAP, es el primer aniversario del plan del Gobierno de llevar una colocación de productos a las familias. La meta nacional son seis millones. En Zulia se prevé “más del millón de los cuatro mil 100 habitantes”, estima la Secretaría de Gobierno de la Gobernación del Zulia, con un registro de mil 650 comités y mil 400 codificados bajo un “esfuerzo para poder llegar a la mayor cantidad posible de población con el tema de alimentos”, precisa Giovanny Villalobos, secretario.

Si cada comité tiene en promedio entre 200 a 400 hogares, a vender los productos, quién asume los inventarios de las familias que no pueden acceder a la caja por falta de ingresos. En Brisas de Morichal hay una pista. “Llegan 74 cajas y se benefician 44, el resto desaparece. Algo pasa ahí”, sospecha Joselyn Ibarra, vecina.

Ibarra cuestiona a dónde van a dar las cajas asignadas al barrio que no pueden adquirir sus vecinos por falta de pago. “¿Se benefician otros, las revenden? Cuando viene la comida se quedan con las bolsas”, reprocha cargando la responsabilidad al consejo comunal que “sabe las necesidades”. Como las de una indígena apodada la “Tenta”. Con cuatro hijos desprotegidos “comen de la basura y piden en La Curva de Molina”.  

Plan nutricional 

Yeritza González, presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas del estado Zulia, alerta que los productos “no cumplen con la alimentación balanceada porque tienen más carbohidratos, proteína de origen vegetal (grano y aceite) y la única de proteína animal es un enlatado de atún” poco recomendable para niños y adultos mayores por contener conservantes: nitritos y nitratos.

Las consecuencias de comer desbalanceado afectan la salud. “Pueden haber familias malnutridas, con bajo peso, pérdida de masa muscular que conlleva al tiempo a enfermedades sistémicas, como la vista y órganos deteriorados”.

Escenario

El Gobierno asegura que los CLAP surgen para frenar el “bachaqueo” y corrupción. Son la fórmula contra la “guerra económica”.

La Coordinación nacional de los CLAP adelanta mecanismos de pago mediante transacciones electrónicas. 

La FANB es responsable del resguardo de los inventarios de alimentos a almacenar en centros de abastecimiento. 

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