Comerciantes esperan por el “cambio” en el centro 

Luego de tres meses de la intervención del casco central de Maracaibo, algunos comerciantes formales denuncian que las ventas bajaron más del 50 por ciento

Los escombros de lo que una vez fueron las mesas que cerraban las calles de Las Pulgas aún obstruyen el paso. A ellos se suman los desperdicios que dejan los dueños de las mesas que de uno en uno regresan todos los días al interior del mercado popular, el cual no cuenta con la presencia de la  Guardia Nacional.  

Algunos comerciantes formales informaron que estiman que las ventas cayeron en un 50 por ciento. Jhair Barletta, dueño de una tienda de juguetes plásticos, explicó que los comerciantes informales formaban parte de una cadena que a ellos los beneficiaba. “Ellos también nos compraban a nosotros, ya la gente no viene casi para acá”.

Indicó que aún esperan por el plan de recuperación, pero no ve nada que señale a un cambio mayor a la limpieza o desalojo. “No ves cómo está todo, por ahí está la basura que dejaron desde que intervinieron, tampoco pasan por aquí para decirnos, este es el reglamento. Si nos dicen que los puestos tienen que ser todos azules, nosotros lo acatamos”. 

Antonio Cubillán, otro de los comerciantes, criticó a los entes autores de la intervención debido a que todo quedó a medias. “Cómo pueden criticar a las otras gestiones por no concretar obras si esto está inconcluso. Ojalá que en enero vengan a culminar lo que dejaron a medias aquí”. 

Fuera de Las Pulgas es otra historia, pues la avenida Libertador está bien demarcada, los semáforos funcionan y a lo largo hay vigilancia policial. Algo similar pasa alrededor de Las Torres, donde los funcionarios no dejan colocar a ningún buhonero a pesar de la insistencia de algunos como Luis Jackson.

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“Tengo 47 años vendiendo en el centro. Tenía mi mesa con verduras y frutas en la avenida Libertador y hace tres meses me la tumbaron. Todos los días me pongo aquí en Las Torres y la Policía me quita, pero yo regreso”, señaló el vendedor informal. 

La movilización en el transporte público también decayó, ya que los comerciantes informales también formaban parte de los usuarios y al no tener negocio que atender, no van al casco central.