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Todo está listo para la Serie del Caribe en nuevo estadio Tomateros en Culiacán. Un escenario que engalana un evento que contará con los locales Águilas de Mexicali, Tigres del Licey de República Dominicana, Criollos de Caguas de Puerto Rico, Alazanes de Granma y las Águilas del Zulia, por Venezuela.
Las Águilas quieren ganar el título para ayudar a los venezolanos a “despejar la mente”, dijo ayer el mánager Lipso Nava. “Ahora es Venezuela la que necesita un campeonato de la Serie del Caribe para despejar la mente de esos problemas cotidianos que nos afectan”, dijo Nava al portal web de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP).
Venezuela ha ganado la Serie del Caribe en siete oportunidades con cuatro clubes distintos. La última vez que una novena de la LVBP alzó un título del Caribe fue en 2009, con los Tigres de Aragua. Las Águilas ganaron el torneo en 1984 y 1989, y vuelven a la cita tras obtener su primer campeonato de la LVBP en 17 años.
Nava, además, cree que el Zulia, que se reforzó con el slugger dominicano Denis Phipps y con el cerrador cubano Hassan Pena, tiene opciones de ganar el cetro por ser “un equipo bastante competitivo y con profundidad”, aunque entiende que sus dirigidos necesitarán jugar de forma “inmaculada” y “agresiva” para avanzar en el evento. La Serie del Caribe inicia hoy, pero no será hasta mañana cuando las Águilas debuten contra los Criollos de Puerto Rico.
La novena del Zulia es un club lleno de agresividad, con profundidad en su pitcheo y principalmente muchas opciones en su bullpen. Con el bigleaguer Freddy Galvis tendrán un “plus” en el torneo con la defensa de nivel de Guante de Oro en el campo corto y su ofensiva es completa y balanceada. José Pirela es el hombre peligroso del lineup.
Las Águilas venezolanas llegan al Caribe alzando el vuelo y afilando sus garras. De hecho, lucen como un fuerte candidato para enfrentar a sus colegas campeones, sobre todo bajo el mando de Nava, quien aplica las prácticas del béisbol moderno y no le tiembla el pulso para reemplazar lanzadores para no dejar ir un partido de las manos.