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El venezolano común que escucha a Nicolás Maduro, (generalmente obligado por las cadenas) en sus peroratas casi diarias, percibe inmediatamente la total desubicación del primer mandatario en el contexto real de la nación. El chofer de Venezuela, que tiene a este carro como “pocillo ‘e loco”; en su idilio celestial, no ve inflación y hambre, desabastecimiento, inseguridad que para nada nombra, colapso del servicio eléctrico y todo el desastre que ha causado.
Vive pregonando que el PSUV, que comparte responsabilidades en el estado catastrófico que presenta Venezuela luego de 17 años de revolución socialista, y sus aliados cooperantes, ganará las elecciones parlamentarias del próximo 6-D, pero casi que inmediatamente reconoce que “éstas son las elecciones más difíciles que hayan afrontado”.
Todos los estudios de opinión pública realizados por las más reconocidas empresas encuestadoras del país y hasta las que forja el inefable Óscar Shemel, de Interlaces, dan una abrumadora ventaja a los candidatos de la MUD en las elecciones del 6-D sobre las fuerzas del oficialismo, que en el peor de los casos superan los 20 puntos porcentuales.
No hay forma que Maduro pueda ganar estas elecciones parlamentarias que están a la vuelta de la esquina porque la misma situación de rechazo hacia su figura que reflejan las encuestas, se ve claramente por todos los rincones del país, hasta en los sectores más desposeídos que durante largos años fueron manipulados con el cuento que “ser rico es malo” porque los pobres se percataron que para los boliburgueses de la revolución ser rico es bien bueno y sabroso.
La grave situación que afronta el madurismo-cabellismo los ha puesto a delirar y a expresar criterios que se vuelven contra ellos mismos. El Gobernador militarote de Bolívar acaba de decir: “Tengamos mucho cuidado, que nos quiten lo que les dé la gana, nosotros somos capaces de comer palo o tirar en vez de dos huevos, dos piedras y nos comeremos las piedras fritas, pero a nosotros no nos doblega nada ni nadie”. ¿Comerá piedras ese zángano?.
La Jackeline Farías, ha ido más lejos al expresar que los habitantes de la parroquia Macarao, municipio Libertador, “salen de su casa, vienen con su bolsita, compran y se van para su casa… eso es la revolución, lo que nuestro presidente Maduro ha ordenado, así que vamos a disfrutar de estas colas sabrosas para el vivir, viviendo”. Vaya desfachatez.