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Ahora resulta según una inefable Ministra del régimen que nos desgobierna, la culpa que en Venezuela haya escasez y desabastecimiento es de las recientes sanciones impuestas por el Gobierno norteamericano, las cuales están dirigidas a empresas o inversionistas en el mundo, que tienen alguna relación económica con EEUU, en razón de prohibir la compra o renegociación de los títulos de deuda pública externa y de PDVSA; y no la prohibición de importaciones de alimentos y medicamentos hacia Venezuela.
Es importante recordar que esta desgracia revolucionaria (escasez y desabastecimiento) data ya desde hace más de cinco años, donde los anteriores culpables de la desgracia eran los bachaqueros, la elite empresarial apátrida, la oposición política, los comerciantes especuladores, etcétera. La culpa como siempre es de otros.
Ante la realidad que se le avecina al país en los venideros meses de octubre y noviembre de 2017, donde el Estado venezolano debe honrar el pago de más de tres mil 500 millones de dólares por concepto de capital e intereses del servicio de pago de deuda externa del Gobierno y PDVSA, la elite boliburguesa gobernante al parecer no cuenta con los recursos suficientes para cumplir dichos compromisos, luego de haber manejado más de 1,3 billones de dólares en los últimos 18 años, tener control total de las instituciones del país, y haber incrementado la deuda externa de la nación de 38 mil millones de dólares en 1998 a 120 mil millones de dólares en 2015; mientras la deuda financiera de PDVSA pasó de ocho mil 554 millones de dólares en el 2001 a 41 mil 27 millones de dólares en el 2016.
Como siempre la culpa es de otro, para la boliburguesía cívico-militar gobernante, ante la posibilidad negada de caer en el default de pago de su deuda externa, preferirán apretar aun más el torniquete interno de acceso a las divisas para el sector productivo nacional público y privado, lo cual sin duda traerá más escasez, desabastecimiento, inflación y desempleo que se traducirá en más hambruna y pandemias colectivas como verdaderos legados de la revolución chavista.
En torno a ello, saldrán a escribir nuevamente los ¡cagatintas del régimen! a repetir hasta la saciedad, que la culpa es del imperio y la estructura colonial del desarrollo del capitalismo mundial, seguro vendrán con la viejas tesis de las escuelas estructuralista y dependiente de la Cepal, del centro y la periferia, según la cual los países desarrollados “explotan” a los subdesarrollados del mismo modo que los capitalistas explotan a los proletarios.