En contra de este inmenso problema, la obra de los líderes democráticos venezolanos, ha sido acudir a instancias internacionales, entre ellos la ONU, la cual, mediante la intervención de Michelle Bachelet, ha puesto al descubierto los cientos de miles de casos de abuso de poder
Para infortunio de los pueblos de América (Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala, Nicaragua), existió Fidel Castro. Su influencia enajenó a las esferas populares de tales pueblos, luego del fracaso de las guerrillas por dos frentes: en campañas proselitistas en barrios de bajo poder adquisitivo y un desconocimiento político extremo donde la influencia de espías camuflados como delegados del régimen, sembraron la idea de acabar con la pobreza; culpa de los ricos (capitalismo), convocando protestas y rebeliones de diferentes índoles, mediante un discurso embustero agresivo y con una tergiversación de situaciones socio-políticas convincentes.
Por otro lado, en el seno de las organizaciones estudiantiles como son la educación media y universitaria, fue donde aprovecharon el fragor de las inquietudes juveniles, para sembrar el odio y la sed de venganza en contra de supuestos traidores a la patria, quienes, -según ellos- han cedido o vendido los bienes del pueblo a imperios económicos, y aunado a esto, la violencia y la conspiración contra objetivos urbanos y del campo.
Ahora, después de haber vivido de la supuesta generosidad de la desaparecida Unión Soviética, de quienes Fidel le legó a Cuba una deuda de 65 mil millones de dólares -deuda que asumió Venezuela- la desgracia le ha tocado al pueblo venezolano. De quienes la tiranía castro-comunista nazi-fascista, ha usufructuado, hasta ahora, lo que la desaparecida Unión Soviética les otorgaba, a cambio de extender el halo perverso del socialismo en Latinoamérica, para apoderarse de recursos estratégicos, entre ellos minerales radioactivos y preciosos, además del petróleo.
En contra de este inmenso problema, la obra de los líderes democráticos venezolanos, ha sido acudir a instancias internacionales, entre ellos la ONU, la cual, mediante la intervención de Michelle Bachelet, ha puesto al descubierto los cientos de miles de casos de abuso de poder, sistematización del hambre, implementación del terror, persecución política e innumerables casos que van en contra de los derechos humanos.